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martes, 24 de julio de 2018

Rojo, Rojo, Rojo, juego, juego, juego


Holan armó el mediocampo con Gaibor, Silva y Hernández para priorizar el toque, la generación y darle pausa al vértigo del equipo. Este Diablo promete mucho...



Por Fabián Rodriguez

Ariel Holan le devolvió la identidad al club y el sentido de pertenencia al hincha. Desde que asumió a fines de 2016, generó un quiebre, una vuelta a las raíces rojas y el renacimiento de la ilusión popular. El trabajo del Profesor dio sus frutos en su primer año de gestión y ahora buscará su mayor deseo: la octava Copa Libertadores. En busca de ella, aprovechó el receso extra large por el Mundial para conformar un equipo con más pausa y juego en el mediocampo. Y reforzó la zona con dos experimentados, los chilenos Francisco Silva y Pablo Hernández, y le dio lugar a la apuesta del verano, Fernando Gaibor.

El estreno oficial ante Central Ballester, más allá de las cuatro categorías de distancia y del 8-0, dieron indicios del plan que diagramó Holan. Con el triángulo que componen el Gato Silva como eje, más Gaibor y Tucu Hernández en el rol de interiores, el técnico busca un mediocampo que le otorgue generación de juego y un freno que equilibre el vértigo que cuenta por los laterales a través de las subidas de Fabricio Bustos y Juan Sánchez Miño. A la vez busca distribuir con mayor eficiencia el balón para que Martín Benítez y Maxi Meza saquen ventaja con su talento.

Y también que haya asistencias profundas a Silvio Romero, la referencia del ataque.

“Silva es un futbolista con mucha experiencia, que hace pases entre líneas y también largos”, fue la descripción del entrenador sobre el volante central de 32 años, que llegó en libertad de acción de Cruz Azul de México. En la trayectoria de Francisco sobresale el ciclo en la selección chilena, donde logró el bicampeonato en la Copa América. Con Jorge Sampaoli jugó de stopper por la derecha y con Juan Antonio Pizzi lo hizo como alternativa en el medio, en la zona que lo utilizará el Profesor en este Independiente. Con su llegada, Nicolás Domingo, uno de los jugadores predilectos del técnico, quedó relegado al banco. Y también cuenta con Carlos Benavídez, la gran promesa charrúa que llegó desde Defensor Sporting.

“Gaibor tiene una calidad extraordinaria, pero necesita tiempo de adaptación. Es un jugador de selección, con más de 70 partidos en Copa Libertadores”, detalló Holan sobre el volante ecuatoriano, que llegó a principios de año a cambio de 4.200.000 dólares para Emelec, en lo que fue la compra más cara de la historia (posteriormente igualada por la adquisición de Silvio Romero a América). Ha pasado su primer semestre para asentarse al país, al club y al ritmo vertiginoso del fútbol argentino. Llegó el tiempo de demostrar para el 10 y, por lo pronto, arrancó la temporada con su primer gol en el Rojo. El DT confía en él, espera que se convierta en cómplice de Bustos y Benítez, aproveche su buen remate y ayude en la marca.

“Hernández puede dar la pelota al pie en el inicio del juego, también tiene llegada al área y buen pase a media distancia. Y le suma juego aéreo”. Así definió Holan al Tucu, quien en sus primeros pasos en Argentinos recibió el elogio de Juan Román Riquelme. Hoy, con 31 años, luego de un buen paso por Celta de Vigo, el zurdo llegó a cambio de 1.400.000 euros. Un monto menor para un jugador con clase, que parece hecho para el paladar exigente del hincha del Rojo. Si bien prefiere jugar como doble cinco, la idea es ubicarlo sobre la izquierda, cerca de Silva.

La ilusión está en marcha. Este mediocampo propone juego, fiel al estilo histórico del club. Antes de la serie con Santos, por los octavos de la Libertadores, tendrá una gran prueba ante Cerezo Osaka, por la Suruga Bank. A jugar.


Fuente Olé

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