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Son muchísimos los jugadores profesionales que sostienen que
el momento del retiro es el más duro de la carrera y sus vidas, ya que nadie
los prepara para eso. Por lo tanto son muy variables las historias que se dan
luego de la finalización de la etapa como futbolistas, sobre todo cuando se dan
lejos del deporte.
Este es el caso de la de Roberto Molina, reflejada en una
nota realizada por los colegas de Infobae. El Nuno, que jugó tres años en el
Rojo y fue campeón de la Supercopa 1995 en el Maracaná, encontró en México su
lugar en el mundo.
Al país azteca llegó en el 98, luego de su paso por el Rojo,
y asi lo cuenta:
“Me atrajo la cordialidad, el sentimiento y la humildad que
tiene la gente. Pero sobre todo cuando conocí Tulum, encontré una energía
increíble, donde me conecté con la selva, el cielo, la cultura Maya, me atrapó
el lugar y encontré la paz que estaba buscando”.
Luego fue más allá, tal como comentó hace unos meses en el
diario Los Andes:
“Tuve una conexión con la naturaleza, y su cuidado me llevó
a empezar a construir la primera ciudad autosustentable solar de México”.
Volviendo a la nota de Infobae, publicada hoy, detalla el
lugar donde vive:
“Estoy a 16 km de Tulum, con acceso por una carretera, a 45
minutos del hipermercado más cercano. Le decimos la selva, pero tampoco es que
estoy metido en el medio de la selva amazónica a lo Tarzán, porque no estoy
preparado ni es algo que siento”.
Luego agregó:
“Pero este es un lugar maravilloso energéticamente, a ocho
minutos de la playa, del caribe mexicano. Me asenté en un sector de selva,
porque acá hay mucha todavía hasta hoy. Estas tierras todavía son ejidales, que
no han sido habitadas o trabajadas por el avance del sistema, de los humanos.
No han sido trituradas”.
Esto igualmente no significa que este alejado totalmente del
fútbol:
“Llevo casi nueve años entre Tulum y Playa del Carmen. Con
períodos por ahí de seis meses que estuve trabajando en el fútbol, porque más
allá de toda la conexión que tengo acá, cuando siento que pica una pelota se me
pone la piel de gallina. El fútbol es el 50% de la vida. El otro 50% incluye
todo esto. Queremos hacer tipo una ciudad con la proyección de que sea
autosustentable, pero por el momento es sostenible. Tratamos de volver a
conectarnos un poquito con la tierra, con la naturaleza. Tomar una conciencia
real de que los chicos hoy por hoy están conectados a un cable. Están con el
celular, la Play; salen de la Play y van al televisor. Les sacás el celular y
se deprimen. Esto es real, no es broma. Pasa en todas partes del mundo”.
Fuente Orgullo Rojo


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