La inminente llegada de la primavera empezó a cambiar el
clima en Independiente: el ambiente que se respira en el vestuario mejoró tras
la partida de varios jugadores con los que existía una relación que se había
tornado tóxica por el desgaste.
Se respira otro clima en Independiente. Después de varios
meses de tensión, la calma volvió a reinar en el vestuario. Ya no se percibe el
aire viciado que había un tiempo atrás. Los valores del termómetro cambiaron.
La convivencia mejoró. Y de a poco comienzan a despejarse los nubarrones que
desataron la tormenta en medio de la pandemia. Aquellos jugadores que tenían
ganas de partir, se marcharon. Los que se encontraban incómodos ya están afuera
del club. “Se fueron los que eran nocivos para la estabilidad del grupo”,
cuenta por lo bajo alguien que tiene acceso a la intimidad del grupo.
Hubo relaciones tóxicas que se cortaron por el bien de todas
las partes. El desgaste de algunos futbolistas con la dirigencia había llegado
a tal punto que la convivencia se tornaba prácticamente imposible. Los retrasos
sistemáticos en el pago de los sueldos fueron el principal detonante de esos
malestares. Los directivos también estaban molestos por las formas que
emplearon los jugadores para protestar mediante el envío de cartas documento.
Varios fueron quedando el camino. Martín Campaña se declaró libre por falta de
pago y aún no tiene club, Gastón Silva está en litigio con el club y partió al
Huesca de España, Juan Sánchez Miño se fue al Elche, Cecilio Domínguez volvió a
su país para reforzar a Guaraní y Leandro Fernández, quien quedó con el pase en
su poder el 30 de junio, emigró al Inter de Porto Alegre.
Todos esos futbolistas no querían continuar en Avellaneda.
Sus gestos adustos ya no desfilan por el predio de Villa Domínico. Y el
vestuario comenzó a reconstruirse. Silvio Romero, quien porta la cinta de
capitán, es el principal referente de un plantel joven. Fabricio Bustos y Alan
Franco son líderes emergentes que indefectiblemente ocuparán lugares que
quedaron vacíos. Ezequiel Muñoz, quien firmará su contrato en la semana, se
perfila para aportar voz de mando. Y Pusineri quiere incorporar al arquero
Sebastián Sosa ya que recibió muy buenas referencias: le informaron que tiene
mucho temperamento y es un líder positivo.
“Quedamos los que queremos estar. Los que estaban en el club
desde hace más tiempo quizá tenían problemas o un desgaste. Los que seguimos
vamos a dejar todo”, comentó Lucas Romero. Las sonrisas volvieron a aparecer
después de un largo período en el que las broncas subrepticias se advertían a
simple vista. Para Pusineri, armar un buen grupo es tan importante como la
táctica y la estrategia.
Fuente Olé
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