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sábado, 3 de septiembre de 2016

Dónde se nota la mano de Bauza en la refundación de la selección



¿Defensivo? Fielmente pragmático, el DT siempre se adaptará al rival y las circunstancias; el riesgo de las difusas señas de identidad; aplomo y sacrificio, dos rasgos innegociables; cómo motivar a un grupo que cree en la autogestión

Por Cristian Grosso

 Foto: AFP

La riqueza que tiene la Argentina para ametrallar en el último tramo de la cancha impedirá que el equipo adquiera un perfil defensivo. El ingenio, la creatividad y el bombardeo de sus atacantes, con el liderazgo de Lionel Messi , siempre va a orientar al equipo con la vista en el arco de enfrente. Edgardo Bauza no estafa a nadie: diseña equipos que juegan según las necesidades de cada partido, las dificultades del rival y accesorios de la competencia. Su selección nunca va a apoyarse únicamente en sus posibilidades ni va a independizarse del adversario. ¿Incompatibles? No. Sí, requiere consenso. El mix probablemente arroje una propuesta pragmática, con ráfagas que combinen deleite y angustia. El clásico ante Uruguay , es cierto que atravesado por la expulsión de Dybala , entregó algunos síntomas. Probablemente la identidad sea difusa atendiendo tantas circunstancias externas. Examen para el entrenador: si el planteo propio siempre depende de lo que haga el oponente, difícilmente se afirmen las convicciones.

Ganar borra de inmediato las huellas de lo que no se quiere recordar. Juran que el triunfo lo arregla todo.., pero no es cierto y merece analizarse. Bauza decidió intervenir poco para que la transición entre él y Gerardo Martino no le sumase otra preocupación a la selección. Pero su mano ya quedó a la vista. ¿En qué rasgos del equipo se advirtió el cambio de entrenador?

PURO PRAGMATISMO

Cada vez que el riesgo aceche a la selección, Bauza se sentirá más cómodo abrazándose a los recaudos. Será más él. Entonces, el equipo buscará refugio en el orden. O en el equilibrio, palabra fetiche para el Patón. El primer cambio en su vida como entrenador de la selección fue Alario por Pratto. ¿Un cambio persuadido o para cuidarse de los dardos de la crítica? Nadie lo podría acusar de defensivo, porque aún estando en desventaja numérica sustituyó 9 por 9.

La lectura no puede ser tan lineal: entró Alario, pero cubierto de obligaciones defensivas. Debió sumarse a la segunda línea de cuatro como un N°8 que retrocedió a colaborar hasta la línea de fondo. Después, si podía atacar, nada lo ataba, pero no era su prioridad. ¿Por qué no ingresó entonces Augusto Fernández o Banega? Sin Pratto, Bauza no iba a perder centímetros frente al cañoneo aéreo que podía desatar Uruguay en el cierre del clásico. Desde el envase, Bauza cuidó las formas. Pero el objetivo real fue evidente.

Con Bauza habrá que adaptarse a su utilitarismo. A una selección con múltiples partituras y sin un estilo siempre reconocible. "Teniendo jugadores de tanto jerarquía, uno no puede decir 'estos son los titulares y no se mueven'. No es lo mismo jugar con Uruguay en Mendoza que con Ecuador en Quito. Las decisiones tienen que ver con la estrategia en función del rival", acepta. Con Bauza habrá variantes de apellidos, de esquemas. Probablemente a Venezuela, el martes próximo, prefiera jugarle de contraataque. "Está la idea de robar la pelota, salir rápido y poder lastimar", reconoció.

TRANQUILIDAD ZEN

En momentos de turbulencia, cuando la coyuntura está agitada -o destila desconfianza-, el líder debe transmitir tranquilidad, confianza e ilusión. Bauza se encargó de eso desde sus tonos medidos. Nada de gestos ampulosos ni discursos combativos. Al contrario, algo de gurú zen lo acompaña. Ni gritos desaforados ni un show de indicaciones al borde de la cancha. Siguió el clásico rioplatense con las manos en el camperón y austeridad gestual, y el equipo actuó con aplomo y oficio. Con prolijidad y paciencia para asumir la iniciativa, y con destreza y veteranía para defender el ajustado triunfo en desventaja.

ESPÍRITU SOLIDARIO

"Si nos esforzamos todos, las soluciones aparecerán más rápido", repite Bauza como un mandamiento. Para el técnico, un gran talento también puede hacer esfuerzos que se adapten a las necesidades del equipo. Si Messi adhiere a esa corriente, el contagio es inmediato.

Nada, ni un crack, garantiza resultados. Pero son más difíciles de alcanzar sino hay una persona (Messi), una idea (identidad definida) o unos valores que despierten el orgullo de pertenencia. Sobre este último punto se detendrá Bauza frente a Venezuela. Messi es un líder futbolístico, desde ya, pero también espiritual. Conduce por acción e influencia. Lo confirmó, una vez más, en el segundo tiempo ante Uruguay leyendo el juego y poniéndose al servicio del sacrificio general. Si el compromiso empieza por el mejor. el resto está obligado. Bauza no quiere una selección adictiva, que sin su figura termine despersonalizándose. Messi no estará en Mérida y otros -además de Mascherano, corazón indiscutible- deberán garantizar el carácter y el apetito del equipo. Como lo fueron alternativamente Di María, Biglia, Lavezzi o Banega durante el ciclo de Martino. Bauza buscará tocar las teclas correctas para que cada uno se sienta tan valioso como el crack.

EL GOLPE DE SUERTE

La fortuna es un intangible. ¿Si influye en el fútbol? Claro, en un porcentaje indefinido en el que nadie debería confiar porque la suerte es infiel. Pero está. Mientras Martino perdió las dos finales de la Copa América por penales, siempre con su cuota de azar, en el debut del ciclo Bauza la victoria despejó tanto el escenario que depositó a la Argentina en la cima de la tabla continental. El último remate de Messi con Martino fue aquel penal errado, y uno de los primeros con Bauza se desvió en Giménez y fue el gol de la victoria. ¿Suerte? No, sería un reduccionismo ofensivo. Pero mientras Martino alguna vez confesó que "el azar me debe algo, tiene una deuda conmigo", bromean desde cercanías con Bauza que "el Patón se las ingenia para tener línea directa con el Barba".

LA MOTIVACIÓN INTERNA

¿La llegada de Bauza produjo un efecto mágico? Claro que no. ¿Se respiró de inmediato otro aire? Es asombrosa la velocidad con la que en el fútbol se intenta instalar que un círculo vicioso se transforma en un círculo virtuoso. Pero es cierto que con Bauza lo que se activó fue nuevamente el sueño interno. Hace un par de meses, al término de la Copa América, la sensación del plantel era de desamparo y desmotivación, un abismo lo separaba del próximo gran objetivo, por cierto, el último para varios: Rusia 2018. Ahora falta más o menos el mismo tiempo, pero lo que el grupo interpretaba como un calvario, volvió a verlo como una ilusión. ¿Mérito de Bauza? No precisamente, aunque les agradó descubrir a un DT tan entusiasmado. Los referentes históricos creen en la autogestión y entre ellos se retroalimentaron, se convencieron de que merecían darse otra oportunidad. Mucho más con Messi al frente de un nuevo operativo revancha.

Edgardo Bauza es astuto. Lo sabe. "En este grupo hay un compromiso por la selección que excede todo. Es muy grande. Lo que hice fue tratar de darle algunas herramientas para poder comenzar esta etapa. El compromiso no es conmigo, sino con la selección", acepta sin vanidad. Es exacto su diagnóstico. Y está muy bien que no se engañe.


Fuente Cancha Llena

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