Víctor Cuesta se hizo cargo del penal del Rojo en un momento
caliente y lo pateó con solidez. El defensor viene demostrando que la casaca no
le pesa.
Por Fabian Rodriguez
Su liderazgo es cada vez más notorio. Apenas lleva un poco más
de dos años en Independiente, pero en ese lapso Víctor Cuesta supo establecerse
como uno de los referentes del plantel. El peso que tiene se vio reflejado en
la noche de Avellaneda, cuando se cargó la mochila y se hizo cargo del penal
que su equipo tuvo en la agonía del primer tiempo. La pelota quemaba, ya que el
Rojo estaba en desventaja y precisaba empatar el partido cuanto antes. El
defensor asumió la responsabilidad y fue a ejecutar con convicción. Y lo pateó
como indica el manual en esas instancias: enfocó la mira en el medio del arco y
descerrajó un potente zurdazo que hizo estéril cualquier intento de Ibáñez,
quien se arrojó hacia su izquierda.
Con un penal polémico, el Rojo empató el partido
Si bien fue Hernán Pellerano quien portó la cinta de
capitán, Cuesta también alzó a su voz de mando para ordenar al equipo cuando
por momentos quedaba desordenado. Fue su sexto gol desde que desembarcó en el
club. El zaguero ya le había marcado en 2014 a Lanús (4-1), en 2015 a Arsenal
(4-0) y este año acumulaba tres gritos: había marcado en el 4-1 a Colón, el 2-1
a Patronato y el 3-0 a Quilmes en el semestre pasado. La de anoche fue su
primer conquista en el arco que da a la tribuna Norte.
Más allá de alguna falla, fue sólido en defensa.
Fuente Olé
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