Ojeda le sacó una cabeza al resto y clavó el 2-1. (Juano
Tesone)
Ojeda volvió a meter un gol valioso y no lo puede creer:
“Ojalá termine siendo clave para el ascenso”.
Son los goles que valen doble.
O como un gol en una final.
El primero lo hizo hace dos semanas, en el anterior partido en Avellaneda. Fue
un cabezazo que le abrió a Independiente el camino hacia la victoria.
Y ayer,
de nuevo en casa, Sergio Ojeda convirtió uno que superó a aquél en importancia:
después de que el Rojo lo buscara mucho, sin importar cómo, con otro cabezazo,
fue él quien le dio el 2-1 que los dejó en el tercer puesto en el campeonato.
“Tardé en darme cuenta de que la pelota había entrado, cuando vi a mis
compañeros gritando el gol no lo podía creer. No soy de convertir, así que les
pido a los hinchas que no se ilusionen. Ojalá termine siendo un gol clave para
el ascenso”, dijo.
No había tenido un buen partido Ojeda. Se cayó en el gol de
Defensa. En varias situaciones quedó mal parado, con pifias fuleras y errores
conceptuales que le hicieron perder en el cuerpo a cuerpo con sus rivales, aun
cuando el Halcón había perdido a Claudio Guerra por expulsión y eligió seguir
atacando sólo con Brian Fernández.
Eran cuatro defensores frente a un solo
punta, así y todo Ojeda perdió seguido.
La resurrección del Bocha, cordobés de 22 años nacido en Río
Cuarto, llegó de golpe, a los 26 minutos del segundo tiempo, cuando Adrián
Fernández metió un cabezazo en el travesaño, la pelota salió para arriba y,
entre tres cabezas rojas rodeadas de rivales, ganó la suya (de entrada nadie
sabía quién había sido) para convertir el esperado y ansiado 2-1.
Fuente Olé
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