Por Denis
Fabricatore
El segundo ciclo de Miguel Ángel Brindisi en Independiente
llegó a su fin.
El entrenador no le encontró la vuelta al equipo en Primera
División y no pudo evitar el descenso a la B Nacional, donde tampoco consiguió
buenos resultados.
El buen recuerdo que la gente tenía de él desde la década
del ’90 se opacó en apenas cuatro meses, al tenerlo como capitán de un barco
que se hundió y que le cuesta salir a flote.
Después del fracaso deportivo de Américo Gallego, Brindisi
desembarcó en Independiente en la fecha 10 del Torneo Final 2013, con la
difícil misión de salvar al equipo de su primer descenso. Comenzó de la peor
manera con un planteo inentendible en Santa Fe, que derivó en la derrota por
2-0 ante Atlético Rafaela. El panorama parecía más negro que nunca, pero el
destino dejó lugar para una luz de esperanza.
Tres triunfos ante Tigre, Argentinos Juniors y San Martín de
San Juan, más un empate ante el complicado Lanús que peleaba el título y otro
ante Belgrano en Córdoba, hicieron creer que el milagro de la salvación era
posible.
Sin embargo, el equipo se cayó en su mejor momento y consumó
un merecido descenso en las últimas cinco fechas del campeonato. Sin respuestas
deportivas pero con suficiente autoestima, Brindisi puso la cara y pasó a la
historia como el entrenador que mandó al Rojo a la B.
Si bien tuvo errores conceptuales, la realidad es que poco
pudo hacer para evitar el peor final.
La dirigencia decidió mantenerlo en su cargo para afrontar el
difícil y desgastante camino para volver a Primera. Independiente se desprendió
de contratos altos y de varios juveniles, para armar un equipo que pudiera
regresar a la máxima categoría lo antes posible.
Pero nada de eso ocurrió. La Comisión Directiva no tuvo el
tacto necesario para cumplir los pedidos de un DT que necesitaba más que buenos
nombres para sacar la situación adelante. El trajín que implicaba la segunda
división no fue previsto por el técnico, ni tampoco por las autoridades del
club.
El resto es historia conocida. Independiente dio pena en las
primeras cuatro fechas de la B Nacional, fue humillado por equipos que nunca
habrían imaginado enfrentarlo, y para peor, mostró señales de que el rearmado
del plantel había servido de poco.
Brindisi no encontró la manera de que el equipo juegue a
algo. Por el contrario, tuvo más de un traspié táctico, técnico y de planteo, y
los once que puso en cancha estuvieron lejos de
reaccionar.
Así, con un saldo de 3 triunfos, 7 empates y 6 derrotas
entre torneo local y Copa Argentina, Brindisi se despidió de Independiente de
la peor manera, cerrando una crónica de un final más que anunciado. Su
personalidad pacífica, su bondad profesional y su fuerte creencia en un futuro
exitoso chocaron contra la realidad institucional que vive el Rojo. Las
urgencias y el caos deportivo se tragaron a otro entrenador, el cuarto de la
época de Javier Cantero como presidente, después de Ramón Díaz, Cristian Díaz y
Américo Gallego.
Fuente LxR
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