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sábado, 24 de agosto de 2013

El entrenador sabe que si no encuentra el equipo rápido lo van a cambiar a él.




 Busca como loco.


Por Favio Verona; Beto Tisinovich,

Brindisi hará tres cambios para visitar hoy a Atlético Tucumán. El DT ya usó 22 jugadores, tres esquemas y aún no encontró el equipo.

Hay síntomas que son evidentes. Señales que nunca pasan desapercibidas. Manifestaciones que delatan. Aquella burbuja de tranquilidad que supo construir el técnico se pinchó demasiado rápido cuando Brown de Adrogué le dio a los jugadores un gélido baño de realidad.

Hoy, Brindisi también parece haber caído preso de la confusión generalizada que se esparce por el club como una nube cargada de toxinas. Los cambios permanentes que realizó desde que Independiente incursionó en la B Nacional no son consecuentes con la línea de su discurso sosegado y monocorde. Más bien son una expresión de desorientación congruente con el desconcierto que gobierna al club. Sus palabras parecen transmitir un mensaje y sus acciones otro diametralmente opuesto. El técnico ya empleó 22 jugadores desde que el Rojo incursionó en el fangoso terreno del ascenso, mutó varias veces el esquema, pero a pesar de la remoción de los escombros, todavía no le encontró la vuelta al equipo.

“Tenemos un gran plantel, el camino es largo y estamos conformes con los refuerzos. Ahora, tenemos que encontrar el conjunto y eso lleva un tiempo. Ojalá sea cuanto antes”, había expresado Brindisi en la semana previa al comienzo del torneo. Todavía no lo consiguió. El técnico empleó tres sistemas tácticos en este comienzo tormentoso del Rojo: 4-3-1-2; 4-2-3-1 y 4-4-2. Pero a pesar de las modificaciones estructurales y nominales, la falta de una identidad fue una constante indeclinable. El DT dispuso cuatro cambios en la segunda fecha ante Boca Unidos tomando como referencia el duelo inaugural ante Brown (A), luego dos para enfrentar a Aldosivi y hoy presentará tres: Rodríguez, Tula (ambos debutan en el torneo) y Alderete irán por Assmann, Velázquez y Razzotti.

Parece que en ese microclima promovido desde los estratos más altos del club, en esa vorágine irrefrenable que desata reacciones intempestivas, medidas apresuradas y una cadena interminable de desaciertos, al técnico le resultó difícil quedar ajeno al desatino institucionalizado. “Tenemos que encontrar una base estable”, sostenía Brindisi en la pretemporada. Aún no lo logró y mientras tanto sigue cambiando. Aunque ya está acorralado: sabe que si no encuentra el equipo de inmediato inexorablemente lo van a terminar cambiando a él.


Fuente Olé

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