Independiente, de capa caída tras la derrota.
Por Federico Nogueira
Independiente fue una lágrima ante Atlético Tucumán, y
no se comió una goleada de milagro. Galíndez abrió la cuenta con un golazo, y
amplió Morel. Pisano descontó pero no alcanzó.
Brindisi lleva dos puntos en
cuatro partidos, y le queda poca vida en el Rojo...
Volaron cañitas por doquier en Tucumán. Porque Atlético
fue una fiesta, le pegó un baile de antología a Independiente, que no terminó
en goleada por las manos del Ruso Rodríguez. Un 2-1 mentiroso, que se consumó
con una inmensa aparición de fuegos artificiales que partieron desde la tribuna
del Decano.
Atlético hizo todo bien. Aprovechó el marcado
nerviosismo que desprendían los jugadores del Rojo y, con orden, supo vulnerar
una y otra vez la endeble defensa de los de Brindisi.
Lujo de Edgardo Galíndez
para el 1-0, y definición contundente de Morel en el segundo, para terminar
festejándolo tirando dos cañitas al aire.
Lo más preocupante de Independiente es, a pesar de
estar 0-2 abajo y solamente vivo por su arquero, no atinó a reaccionar, a
cambiar la actitud y, aunque sea, a buscar con el corazón. Se terminó
encontrando con un gol de Pisano por una mala de Lucchetti, pero jamás insinuó
acercarse a la posibilidad del empate. Muy pobre.
Con una nueva caída, Independiente se pasea por la B
Nacional con dos empates y dos derrotas. Sí, un comienzo inesperado, que lo
limita a tener apenas dos puntos sobre doce en juego. Brindisi sabe que está en
la cuerda floja, y tendría los días contados en el club.
Fuente Olé
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