Por Matias
Carusso
Bajo los mandatos de Julio Comparada y Javier Cantero,
el club sufrió una debacle en los últimos tres años: atravesó serios problemas
financieros y económicos, tomó decisiones equivocadas y tuvo actuaciones
futbolísticas decepcionantes.
Todas juntas llevaron a Independiente a una
situación límite, casi al borde del abismo.
Desde el Apertura 2010, jugó 105
partidos, ganó 26, empató 38 y perdió 41.
Estos pobres resultados a nivel local
reflejaron el sinfín de desaciertos.
Como si fuera el punta pie inicial para una caída libre
que aún desconoce su destino final, Comparada estuvo al mando del club en la
peor campaña de su historia. Finalizó último en el Apertura 2010 con 14 puntos.
Sin embargo, en los dos torneos siguientes terminó sexto y octavo. Así, el ex Presidente
dejó su cargo luego de haber cosechado 70 unidades de 171 posibles, fruto de 16
victorias, 22 empates y 19 caídas, con 61 goles a favor y 63 en contra.
Por aquel entonces, no había por qué temerle al
promedio (1.453), pero cuando se consumió la campaña de Américo Gallego de 68
puntos (2009/2010), la tabla del descenso comenzó a preocupar.
Para colmo,
Independiente no logró revertir la situación institucional ni futbolística y le
sumó su floja producción en los tres torneos que Cantero estuvo al mando del
club: Clausura 2012 (16°), Torneo Inicial 2012 (18°) y la actual, en el Torneo
Final 2013 (16°).
Los números que ostenta el actual Presidente son
desalentadores. Acumula 46 puntos sobre 141 (cuando salió campeón en 2002 hizo
43), producto de 10 partidos ganados, 16 empatados y 22 perdidos. Independiente
convirtió 44 goles a favor y ya acumula la misma cantidad de tantos recibidos
que en los tres torneos de Comparada: 63. Encima el equipo se encuentra en zona
de descenso a falta de nueve fechas para el cierre del certamen y depende de
Quilmes.
Es cierto que la llegada de Comparada al poder contó
con un respaldo que con el correr del tiempo se perdió totalmente, y ya con
Cantero al mando, se terminó de dar forma a un cóctel que está en pleno estado
de ebullición.
Pero así es la realidad. Una realidad que golpea y que duele por
donde se la mire.
Una realidad que se asemeja a un cóctel, que está a punto de
explotar.
Fuente LxR
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