Por Cristian Fernández
Independiente da vergüenza, sin alma, sin ganas, sin
vida, sin orgullo, estos jugadores son lo peor de la historia de Independiente.
El conjunto de horribles que ahora dirige Brindisi perdió 2 a 0 frente a
Rafaela, pero a ellos no se les mueve ni un pelo.
No fue un partido porque para eso se necesitan dos
equipos. Menos fue una final, porque para eso se necesitan dos equipos que
dejen todo, inclusive el alma. En Santa Fe hubo sólo uno. Atlético Rafaela
demostró que jugó para defender sus colores, su honor y lo más importante, la
categoría.
En lo que al juego se refiere hay que señalar que ya de
antemano el equipo que paró Miguel Angel Brindisi desplegaba, por lo menos
dudas. Un mediocampo con futbolistas que casi no habían tenido rodaje, como
Battión, Santana y Zapata y con Ferreyra que sigue con un rendimiento
paupérrimo. Por esto Independiente nunca se adueñó de esa zona trascendental.
Sin embargo, casi abre el marcador. Sí, a los 4 minutos
Farías se comió un gol increíble. Definió haciendo exactamente al revés el
movimiento. ¿Por qué? Le pegó con la cara externa del pie en lugar de probar
con el empeine o el arco interno de su botín derecho. Pelota picando, Sara
adelantado y desesperado por haberse equivocado en la salida. Resultado: Farías
otra vez se perdía un gol clave. Tal como sucedió ante Newell´s. ¿A quién le va
a echar la culpa ahora?
A diferencia del “goleador” de Independiente, apareció
el ex Rojo, Federico González para demostrarle al Tecla que el trabajo de ellos
es meterla en el arco. Pelota perdida en la mitad de la cancha, Zapata, Battión
y Ferreyra corriendo de atrás al ataque del local, como toda la tarde, buen
desborde por el costado de Mancuello. Tula no llega a cortar, Tuzzio arrastrado
por seguir a Vera y Fede González apareció en el punto del penal solo y definió
con tranquilidad al palo más lejano de Hilario. Ni a Battión ni a Velázquez se
les ocurrió cerrar ese espacio.
Imaginen la situación. Uno a cero en contra a los 5
minutos. Equipo golpeado. Pese a eso, a los 14 hubo una buena jugada del Rojo,
colectiva, gran desborde de Julián pase a Ferreyra. El zurdo no pudo conectar
de derecha. Otra del Malevo y van…
El partido se tornó un bodrio. Muchas imprecisiones,
nervios. Pelotazos y nada de fútbol. Y, dentro de esto, Independiente la pasaba
mal. Vera dilapidó una jugada abajo del arco, gracias al error de los dos
centrales. Sí, Tula y Tuzzio se marcaron entre ellos y le facilitaron al 9
rival su posición. Para colmo, Mancuello desbordado se hizo expulsar a los 28
minutos y todo se hizo cuesta arriba.
El equipo se quedó sin alma. Empezó a fluctuar. Parecía
como que cuando Rafaela se propusiera iba a desencadenar en un desastre. Desde
la tribuna ya ni insultos se escuchaban, sólo el grito desesperado de pongan huevo.
Pero nada había de entrega.
En el segundo tiempo todo lo que pasaba por Zapata
terminaba en un pelotazo a Farías, que demostró una vez más ser un delantero
apático. Santana ni salió a jugar el complemento, sino que en su lugar ingresó
Fredes. Sí, Hernán, que pese a que se equivocó en muchas, siempre la pidió e
intentó. Battión reemplazado por Adrián Fernández cuando iban aproximadamente
22 y muchos habrán soñado con que sean sus últimos 70 minutos con la camiseta
de Independiente.
Claro está que Sara tuvo un partido soñado. Al arquero
de Rafaela en el segundo tiempo no lo incomodó ni el sol. Farías trotaba, el
Rolfi no se supo poner el equipo al hombro y sin Miranda el equipo no jugó.
Así, era inevitable el segundo tanto del local, que llegó tras una jugada que
ejemplifica la actitud de ambos conjuntos: Eduardo Domínguez se tiró al piso
para darle con derecha, pese a ser zurdo, y la pelota que pasó entre casi tres
jugadores del Rojo terminó en Vera que ante un dubitativo, temeroso, lento e
inseguro Hilario Navarro definió con sobrada calidad.
Hay un jugador que también sirve como muestra clara de
la actitud de ambos conjuntos. Depetris. El juvenil zurdo ingresó por Eluchans
en el primer tiempo. Desfachatado, agrandado y ágil. Supo tirarle un caño precioso
a Battión y después intentar definir desde afuera del área como Messi. Y, en el
complemento, con toda la confianza estrelló el travesaño.
Con estos jugadores sin alma, sin actitud, sin ganas
esto no tiene vuelta atrás. Independiente tiene muerte cerebral irreversible.
Alguno dirá: “Los milagros existen”, pero para eso hay que tener Fe y estos
jugadores no contagian ni predican nada y no motivan esa creencia. Que Dios nos
ayude.
Fuente Infierno Rojo
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