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sábado, 28 de septiembre de 2019

¿Qué me van a hablar de amor?


 

Por Lucas Campos


-¿La extrañás, no, Gordo? -


- ¿Para qué te voy a mentir, Pela? yo me hago el sota vistes, pero desde que se fue, los primeros meses estuve bien, estoy bien en realidad, pero después, cuando veo algo en esto del Instagram y toda esa porquería que destruye todo, se me revuelven las tripas. Ahí me doy cuenta que si la llego a ver de nuevo, se me cae toda la defensa, Pela.


La conversación murió allí. El transcurso del viaje fue un silencio profundo que sólo se veía interrumpido por algún alarido del locutor de la radio que anunciaba con énfasis que Colón se había clasificado para la final de la Copa Sudamericana.


En mi retina, aún no podía divisar alguna jugada de gol de Independiente. Pero solamente se me venía a los ojos, la imagen de los defensores del Rojo pateando la redonda para arriba y a los jugadores de Defensa merodeando el área rival como el buitre que se abusa del que está por caer.


Una, dos, diez, veinte cuadras. Nada che.


Suena el himno en la radio, eran las 00.00 del viernes. No había nada que decir del partido, porque nada dejó. Literalmente nada. El Gordo, ya casi antes de dejarme en casa tiró uno de esos comentarios que sirven para volver a la realidad, como cuando tocas una tecla antes de que la compu se apague, para que se vuelva a prender y que no se apague la pantalla.


-Ta fresco, che. Estos habían dicho que iba a hacer calor pero siempre le pifian. lo que pasa es que los satélites deben ser viejos.


No contesté. Llegué a mi casa. Me bajé del auto, y le vomité la idea que cociné mientras sonaba el himno:


-Sabés lo que pasa gordo. Vos seguís enamorado entonces nunca te vas a arrepentir de lo que hagas, porque todo se justifica justamente por estar enamorado. ¿Vos viste lo mal que juega Independiente? Hoy se fue silbado. Pero, ¿sabés qué? vamos a putear estos dos días y el domingo, cuando llegue la hora, vamos a estar ahí otra vez como dos pelotudos emocionados cuando salen a la cancha y gritando a morir.


-Porque es así, Gordo. Estamos enamorados, todos nosotros, entonces nos enojamos unos días y después volvemos a ese estado de enamoramiento que hace que te queme el pecho de las ganas de volver a ver a Independiente. Y bueno, a vos te pasa lo mismo con la flaca. Hay una sola diferencia, ¿Sabés?


-¿Cual?


-A vos te pueden pasar un millón de cosas. Pero cuando ya estés por partir, vas a prender una tele y va a estar jugando Independiente. Siempre va a estar ahí, cuando la vida te de un espacio o cuando el corazón te lo pida, porque un equipo de fútbol también en eso, un beso en donde refugiarse y sonreír al menos por un rato, hasta que termina el partido, un ciclo inagotable, que termina y vuelve a repetirse, como la vida, Gordo,



Fuente De la Cuna al Infierno

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