Por Pablo Bufi
A través de un comunicado en sus redes sociales, Gastón
Silva rompió el silencio y dio las explicaciones por la cual se considera
jugador libre. Además, fue muy duro con los dirigentes de Independiente y los
acusó de extorsión.
Transcripción de este blog
INDEPENDIENTE ME DEMANDA POR USS 8.000.000: DE LA NEGACIÓN
DE LA REALIDAD A LA EXTORSIÓN Por única vez, utilizaré este medio para explicar
la realidad de los acontecimientos que justificaron la decisión de dar por
extinguido el contrato laboral con el Club Atlético Independiente por su
exclusiva culpa. Desde el año pasado, la entidad no ha cumplido los compromisos
económicos asumidos conmigo, en el marco de un contrato firmado libre y
voluntariamente por la actual dirigencia (en este caso, no caben los lugares comunes
de aquellos dirigentes que pretenden desconocer contratos "celebrados por
los anteriores", como si eso fuese realmente una justificación). He leído
y escuchado a muchos directivos de importantes clubes del fútbol argentino
explicar que algunos de sus pares "aprovechan" la crisis desarrollada
a partir del COVIDI9 para justificar incumplimientos y desmanejos económicos
preexistentes (al inicio de la pandemia) en las instituciones que administran.
Una afirmación de la más oportuna para el caso que nos convoca. Durante más de
medio año de trabajo no he cobrado en debida forma mi remuneración laboral. Y a
pesar de que el club fue conocedor de mi reclamo -digamos que fue un hecho de
público y notorio conocimiento- mantuvo su postura incumplidos. Los jugadores
de fútbol no tenemos menos derechos que otros trabajadores porque ganemos muy
bien. Los importantes ingresos que percibimos en comparación con gran parte de
la sociedad son innegables y conocidos por todos. Aun así, no dejamos de ser
trabajadores y, ante la mirada de la ley, contamos con el derecho a cobrar en
debida forma la contraprestación acordada con nuestro empleador. Lamento mucho
si mi decisión ha generado malestar en los hinchas y simpatizantes de una gran
institución como es el Club Atlético Independiente. Pero, sinceramente, me
encuentro en el derecho y en el deber —ante mi familia— de ejercer una férrea
defensa de lo que legalmente me corresponde. El club me inicia una
contrademanda por US$ 8.000.000. Era previsible (incluso, anunciado). Pretende
generar temor en los clubes que puedan estar interesados en contratarme. El
terrorismo de mercado. Quizá lo logren, no lo sé. Mi caso es muy sólido, no hay
duda de eso. Digamos que no hay que ser abogado para darse cuenta que si un
club fue intimado al pago de una suma equivalente a casi ocho (8) meses de
sueldo y no te pagó, poco derecho tiene a reclamar. Sentido común. No obstante,
desde el inicio, me pareció razonable efectuarle una propuesta al club para
colaborar en su situación. Incluso, la propuesta estuvo antes y aun después de
que la AFA me diera la libertad de acción. Responden que el tema conmigo es
personal, una cuestión de orgullo, que no les importa arreglar porque al juicio
lo va a pagar el próximo (muchachos. al iuicio lo va a pagar Independiente: no
hay ellas. nosotros ni próximos)). Aprovecho para aclarar que mi posición es
absoluta diferente: lo mío no es un tema personal. Al contrario, no dejo de
reconocer que gracias a esta dirigencia tuve el honor de jugar en un grande de
América. Me honraron al contratarme. Mi posición consiste
simplemente en defender mis derechos. No es nada en contra
de nadie, sino a favor de quién suscribe y de su familia. El club utiliza esta
demanda para forzarme a arreglar bajo condiciones abusivas. No tengo nada
contra el club, repito. Pero esta tampoco es la forma en la cual lo lograrán. Y
si eso me impide continuar mi carrera hasta que la FIFA me dé la razón,
entonces esperaré. No me parece justo regalar mi trabajo ni el dinero de mi
familia, en el marco de una extorsión.
A la gente nada le puedo pedir. Se entiende que estén
enojados. No tiene sentido contarles los padecimientos vividos durante mucho
tiempo para que se respeten los compromisos salariales asumidos. Quizá hasta no
me crean. Igual, los abultados números de mi deuda exhiben que no es el atraso
de uno o dos meses. Es de bastante más y se inició mucho antes de la pandemia.
Ahora bien, les aviso que no existe el jodido de Silva. Bueno, en todo caso,
debería existir un malón de jodidos: todos los clubes argentinos y extranjeros
que han reclamado numerosas deudas por transferencias de jugadores, los
empleados administrativos y de UTEDYC y un plantel de jugadores que prefiero no
mencionarlos para protegerlos porque todavía están en el club, pero que todos
sabemos que tuvieron y todavía deben hacerlo, que intimar al pago para cobrar
sus salarios. Digo, si tuviste problema con uno, quizá el jodido sea ese uno.
Pero si tener problemas con casi todos, quizá tengas que rever tu manera de
conducir. Y la pandemia afectó a todos los club., pero noticia es uno solo.
Tampoco es razonable ensuciarse con la forma en la cual llegué a Independiente.
Si no fuese mucha molestia, simplemente para evitar malinformar, quizá sea
momento de explicar que el reclamo iniciado por Pumas fue rechazado en su
totalidad en los tribunales de la FIFA. Durante el trámite de apelación ante el
TAS se celebró un acuerdo entre todas las partes, puesto que tampoco era
posible que Independiente fiche gratis a un jugador cuando el mismo club había
ofrecido -dos años antes- pagar u$s 1.600.000 por mi transferencia. Asimismo,
si en algún momento se erró en el camino de mi arribo al club, erramos juntos.
Quiero aclararles a los hinchas de Independiente que me han dado tanto cariño
en todo este tiempo que mi sentimiento hacia el club y la camiseta fue leal y
sincero. Simplemente, muchas gracias. Durante todos estos meses decidí guardar
silencio. Escuché a muchos hablar demasiado y muy confiados de la posición
asumida por el Club frente a este conflicto legal. Veamos lo que sucederá
dentro de un tiempo. Ahora, volver a callar, a la espera de oír a la única
palabra que importa: la de los tribunales de la FIFA.
Fuente LxR
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