La AFA y su eterna crisis. / DyN
La lucha de egos eran moneda corriente tiempo atrás, cuando
no existía la Asociación del Fútbol Argentino.
Similitudes entre Macri y Alvear.
Similitudes entre Macri y Alvear.
Por Alejandro Fabbri
Aquella mañana primaveral del 19 de noviembre de 1926, los
títulos de los diarios informaban de la definitiva unión del fútbol argentino.
Gobernaba el radicalismo, Marcelo Torcuato de Alvear era el presidente electo y
el caudillo Hipólito Yrigoyen iniciaba su camino para sucederlo un año y medio
después.
El fútbol ya se había adueñado de los corazones de
muchísimos argentinos y la pasión era cada vez mayor. Sin embargo, los
dirigentes vivían peleándose, disputando cargos, enemistándose por cuestiones
triviales, con una gran lucha de egos y de personalidades. Estaban los
admiradores del debilitado fútbol británico, aquellos que creían en el
amateurismo puro y detestaban la llegada de tanto inmigrante humilde, que casi
no hablaba nuestro idioma con los labios, pero que no tenía problemas en entreverarse
con la pelota de tiento en cualquier baldío cercano a su conventillo.
Ese viernes 19 de noviembre de 1926, fue el propio
presidente Alvear quien le puso punto final a una división de seis años en el
fútbol de Buenos Aires y alrededores. Vale la pena recordar que los antecesores
de la AFA (creada en 1934) ya se habían divorciado en 1912, cuando a la muy
británica Argentina Ligue Football Association (convertida a Asociación
Argentina de Football) se le separó un grupo conducido por el entonces presidente
de GEBA –Ricardo Aldao- y durante tres años –entre 1912 y 1914- funcionó la
Federación Argentina de Football.
Reunificados para 1915, la segunda separación fue mucho más
traumática, porque el fútbol había crecido y ganaba hinchas apasionados,
incidentes numerosos y sobre todo, la atención de los medios gráficos, que
cubrían partidos y eventos con cada vez más recursos. Para 1919 llegó la
explosión: peleas en la Asociación Argentina de Football entre varios clubes
provocaron la escisión de un grupo calificado de clubes que resolvieron crear
la Asociación Amateurs de Football. Las dos “AFA” funcionaron entre los últimos
meses de 1919 y los días finales de 1926, hasta que llegó aquel 19 de
noviembre.
En el medio, la Asociación Argentina se quedó con la representación
oficial de FIFA y la Selección Nacional jugaba partidos internacionales con el
equipo de la entidad, aunque también se formaban combinados con hombres de la
Amateurs. Un desaguisado que recién se cortó cuando ya hacía rato que el
amateurismo había sido reemplazado por el pago de sueldos prolijamente
disimulados en los balances de los clubes o en las cuentas bancarias de los
dirigentes de mayor peso.
El título del popular matutino “La Argentina” de aquel
viernes fue “¡Se consagró la fusión del football argentino!” y la bajada amplía
la información con “El Presidente de la República Dr. Alvear designado árbitro,
dictó ayer su fallo”. El texto agrega que “Después de seis años se normaliza
una situación que será precursora de nueva era saludable para el deporte” y en
un recuadro resaltado se explica que “la nueva liga se llamará Asociación
Amateurs Argentina de Football y quedará constituida el martes 23, haciéndose
cargo de la afiliación internacional”.
Los torneos de 1926 dejaron como saldo dos campeones: Boca
en la Asociación Argentina, escoltado por Argentinos Juniors y Huracán.
Independiente en la Asociación Amateurs, seguido por San Lorenzo y Platense.
Eran 24 equipos en la Primera de la Argentina y 26 en la Amateurs, o sea que 50
clubes jugaban en la división mayor, sumando ambas entidades.
Para la Primera A reunificada, según fundamenta el fallo del
Presidente de la Nación Marcelo T. de Alvear, se agruparán en 1927, en un
torneo de una rueda única con 29 equipos. Quedarían afuera de la fiesta, 21
clubes de la primitiva Asociación Argentina, la que menos atracción tenía,
donde brillaban Boca y Huracán, que habían acaparado todos los títulos: Alvear,
Argentino de Banfield, Colegiales, All Boys, El Porvenir, Nueva Chicago,
Temperley, Del Plata, General San Martín, Progresista de Gerli, Sportsman de
Barracas, Palermo, Boca Alumni, Universal, Sportivo Balcarce y Sportivo Dock
Sud.
Claro, usted estará pensando que el autor de esta nota se
equivocó porque en la lista hay 16, pero no. Intereses, influencias políticas,
favores pendientes, hicieron que cinco clubes que al principio no iban a jugar
en el torneo unificado sean incorporados: Liberal Argentino, Talleres de
Remedios de Escalada, Excursionistas, Sportivo Buenos Aires y el viejo Porteño,
uno de los animadores de los primeros años del amateurismo que se resistía al
olvido. Todos, claro, habían integrado la Primera de la Asociación Amateurs, la
rebelde, la más poderosa económicamente.
En sus consideraciones, el Presidente Alvear –un precursor
de la injerencia política en el fútbol- explicaba que “considerando que el
football, por el notable incremento que ha adquirido en todo el territorio de
la República y por la acción benéfica que desarrolla, necesita una dirección
única para su mejor reglamentación y eficacia” y además, que “los estatutos por
que debe regirse la entidad directriz de este deporte y los demás detalles a su
organización deben ser resueltos por delegados de los clubes de mayor
importancia y arraigo, los más capacitados para dar a la institución una
organización permanente a cubierto de todo nuevo conflicto o disidencia”.
El fútbol se mantuvo unido hasta mediados de 1931, cuando un
nuevo golpe de timón dado por 18 de los 35 clubes que integraban la Primera A,
le dio origen a la flamante Liga Profesional de Football, que funcionó como
liga pirata, separada de la FIFA –que seguía dándole validez a la AAAF nacida
en 1926- y recién en noviembre de 1934 nació la actual Asociación del Fútbol
Argentino.
Noventa años después, los dirigentes de nuestro fútbol
hicieron en un año todos los dislates posibles, elecciones fraudulentas, peleas
interminables, divisiones insólitas, disputas por el poder vacío y agonizante
que dejó Julio Grondona. El presidente Alvear medió hace 90 años y logró una
unidad que duró cuatro años, pero el dinero de aquellos años eran centavos si
se lo compara con el que hoy navega por el fútbol. El presidente Macri también
interviene en el armado de la Súperliga, de la Comisión Normalizadora y de
distintos dirigentes, empezando por Angelici. La plata, la TV, la importancia
de la Selección, exigen un involucramiento absoluto.
Todavía hay gente que dice que “el fútbol y la política no
pueden ir juntos” porque “no tienen nada que ver”. Necios, ilusos o estúpidos.
Publicó Perfil.com Cuatro Cuatro Dos
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