El descargo del capitán del Rojo por la obtención de un
campeonato que se le venía negando.
Por Beto Tisinovich - Favio Verona
Pasaron 30 años desde que el Rojo se coronó campeón del
Metropolitano 83 despidiendo a Racing de la A. Trossero recordó en Olé cómo se
vivió ese título.
Fue el día soñado. El día eterno. El día perfecto. Ni un
guionista de ciencia ficción podría haberse imaginado una trama tan
inverosímil, en la que confluyan tantos factores.
Pareciese que todo hubiese
sido redactado de antemano, que lo hechos que se sucedieron ese 22 de diciembre
de 1983 estuviesen atados a un destino que ya era inexorable, que la historia
ya estaba juzgada. Aún hoy, después de 30 años, despojarse de la incredulidad
es una tarea de alta complejidad. Ese día Independiente venció a Racing por 2 a
0 con goles de Ricardo Giusti y Enzo Trossero, se consagró campeón del torneo
Metropolitano y despidió a su eterno rival, que cuatro días atrás había
descendido tras caer por 4 a 3 ante su homónimo cordobés.
“No hicimos un
planteo especial, eran nuestros rivales los que se tenían que preocupar por
cómo jugaba Independiente. Nosotros imponíamos condiciones”, recuerda Trossero,
uno de los estandartes de ese equipo, apelando a su prodigiosa memoria.
“Hoy
ese partido no se hubiese podido jugar con las dos hinchadas. Ese día hubo un
clima especial en la cancha, pero no por el descenso de Racing, que trajo muy
poca gente, sino por el hecho de que veníamos de perder dos campeonatos con
Estudiantes y hacía un tiempo que merecíamos un título. Ese día nos sacamos la
espina, el Rojo y Estudiantes eran dos equipos muy ofensivos que jugaban de una
manera brillante. Por suerte pudimos coronar de la mano del Pato Pastoriza lo
que comenzó a forjarse en el 81 con el Zurdo López y el 82 con Nito Veiga. Ese
fue el puntapié inicial para llegar a lo más alto del mundo”, rememora Enzo.
-¿Se celebró el descenso de Racing? -No, para nada. Nosotros
festejamos nuestros logros, jamás la desgracia de los demás. No pensábamos en
otra cosa que no fuera la obtención del título. Lo que logramos fue
extraordinario, pero nunca nos fijamos en el resto. Los tiempos cambiaron y lo
malo de la sociedad se ve reflejado en el fútbol.
-¿Y te molestó que la gente de Racing se haya mofado de
Independiente cuando descendió? -No me gustó para nada. El fútbol no se tiene
que vivir de esa manera. Está mal disfrutar el sufrimiento de otros. Siempre
respeté a todos lo equipos. Lamenté el descenso de Racing en ese momento y por
eso esas cargadas me dolieron demasiado. En el 83 no hubo burlas ni nada por el
estilo. Lo reitero: nosotros no festejamos el descenso de Racing, sólo
celebramos el título porque hacía un tiempo que se nos venía negando. Además en
esa época Independiente ganaba siempre los clásicos de Avellaneda.
-¿Cómo se prepararon para enfrentar a un equipo descendido?
-Más allá de que ellos ya se habían ido a la B el partido fue parejo y bastante
complicado en los primeros 30 minutos. El gol de Giusti nos tranquilizó un
poco, pero recién después de mi gol dejamos de sufrir. Recuerdo que el árbitro
era Espósito y que en un momento me dijo: “mirá que si sigue entrando gente a
la cancha lo suspendo”. No lo entendí porque el año pasado el público de
Estudiantes había invadido el campo y el partido no había sido suspendido.
-¿Hoy en la adversidad se reconoce más lo que se consiguió
ese día? -Puede ser. Pero yo creo que nuestro mayor logro fue que el año
anterior, después de perder el campeonato con Estudiantes, seis jugadores de
Independiente fuimos citados a entrenar con la Selección.
-¿Fue el último equipo que llevó la impronta de
Independiente? -Sí, fue un equipo con personalidad que nunca salía a especular.
Jugábamos definitivamente al ataque porque los laterales pasaban, el medio era
muy ofensivo y se compensaba muy bien. Marangoni tenía una técnica tremenda, de
Giusti la gente decía determinadas cosas pero era fundamental. Había jugadores
de experiencia y otros muy jóvenes como Burruchaga, Clausen y el Loco Enrique.
Lo que pasó al año siguiente resume todo: nadie apostaba por nosotros y fuimos
campeones de América y del mundo.
Fuente Olé
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