Por Federico Rozenbaum
Con goles de Facundo Parra y Martín Zapata, Independiente
ganó un partido fundamental frente a Instituto. Quedó a un punto de la zona de
ascenso. La gente se entusiasmó bajo la lluvia y el ímpetu de los de De
Felippe.
Había viento en Avellaneda. Lluvia. Tormenta. Pero
Independiente ya pasó peores temporales en los últimos tiempos. No se iba a
achicar por esta "pequeña" furia de la naturaleza. Con lo puesto,
salió a desafiar al clima y a Instituto. Terminó tan mojado como feliz. Con
goles de Zapata y Parra, ganó un partido importantísimo para acercarse a la
zona de ascenso (quedó a un punto de Crucero del Norte) y soñar con el retorno.
El 2-0 explicó la diferencia que hubo entre un equipo que
contagia con sus resultados y otro que anda buscando el paraguas de la
regularidad. Independiente fue más que Instituto. Lo liquidó de contraataque.
Martín Zapata encontró la llave del triunfo corriendo por el pasillo central,
sin marca, con el campo a su favor para el zapatazo de derecha. Luego, tras un
gran quite de Velázquez, Montenegro manejó otra transición perfecta. Tomá y
hacelo le dijo a Parra.
El equipo de De Felippe muestra un sólido estilo. En lo
colectivo puede tener más oficio que brillo, pero en lo individual cuenta con
Montenegro y Pisano. El Rolfi es el piloto de tormentas, un tipo que, como
pocos, sabe fabricar un paraguas con un poquitito de pasto. Y lo de Pisanito es
un refresco sano, puro desequilibrio. El caño que metió a los 20 minutos del
primer tiempo vale un par de entradas.
Independiente cargó desde entrada con el pulso del partido.
Presionó a un Instituto que arriesgó por demás tratando de salir con la pelota
dominada. Marcelo Vidal, cada vez más patrón, capitalizó esos descuidos. Y
enseguida conectó con el dúo Pisano-Montenegro. Aprovechando que la cancha
estaba mojada, el Rolfi pateó todo lo que le quedó cerca de su botín derecho.
Tuvo una en el travesaño.
En el peor momento de la tormenta, aprovechando el viento a
favor, Instituto llegó a complicar con un par de contraataques. Sebastián Ereros
encontró espacios por detrás de la línea de volantes. La lluvia cordobesa duró
poco. Independiente, con paciencia, se recuperó con oficio y goles. La gente
cada vez sueña más con la vuelta. Está Parra el Zapatazo.
Fuente Olé
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.