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lunes, 2 de diciembre de 2013

Parra el Zapatazo




Por Federico Rozenbaum


Con goles de Facundo Parra y Martín Zapata, Independiente ganó un partido fundamental frente a Instituto. Quedó a un punto de la zona de ascenso. La gente se entusiasmó bajo la lluvia y el ímpetu de los de De Felippe.

Había viento en Avellaneda. Lluvia. Tormenta. Pero Independiente ya pasó peores temporales en los últimos tiempos. No se iba a achicar por esta "pequeña" furia de la naturaleza. Con lo puesto, salió a desafiar al clima y a Instituto. Terminó tan mojado como feliz. Con goles de Zapata y Parra, ganó un partido importantísimo para acercarse a la zona de ascenso (quedó a un punto de Crucero del Norte) y soñar con el retorno.

El 2-0 explicó la diferencia que hubo entre un equipo que contagia con sus resultados y otro que anda buscando el paraguas de la regularidad. Independiente fue más que Instituto. Lo liquidó de contraataque. Martín Zapata encontró la llave del triunfo corriendo por el pasillo central, sin marca, con el campo a su favor para el zapatazo de derecha. Luego, tras un gran quite de Velázquez, Montenegro manejó otra transición perfecta. Tomá y hacelo le dijo a Parra.

El equipo de De Felippe muestra un sólido estilo. En lo colectivo puede tener más oficio que brillo, pero en lo individual cuenta con Montenegro y Pisano. El Rolfi es el piloto de tormentas, un tipo que, como pocos, sabe fabricar un paraguas con un poquitito de pasto. Y lo de Pisanito es un refresco sano, puro desequilibrio. El caño que metió a los 20 minutos del primer tiempo vale un par de entradas.

Independiente cargó desde entrada con el pulso del partido. Presionó a un Instituto que arriesgó por demás tratando de salir con la pelota dominada. Marcelo Vidal, cada vez más patrón, capitalizó esos descuidos. Y enseguida conectó con el dúo Pisano-Montenegro. Aprovechando que la cancha estaba mojada, el Rolfi pateó todo lo que le quedó cerca de su botín derecho. Tuvo una en el travesaño.

En el peor momento de la tormenta, aprovechando el viento a favor, Instituto llegó a complicar con un par de contraataques. Sebastián Ereros encontró espacios por detrás de la línea de volantes. La lluvia cordobesa duró poco. Independiente, con paciencia, se recuperó con oficio y goles. La gente cada vez sueña más con la vuelta. Está Parra el Zapatazo.


Fuente Olé

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