Vistas de página en total

lunes, 2 de diciembre de 2013

Quiere la gloria…





Por Cristian Fernández

Independiente sigue en alza, le ganó muy bien 2 a 0 a Instituto en el Libertadores de América y quedó a 1 punto del ascenso. Martín Zapata metió el primero con una excelente definición y luego Parra amplió al empujarla tras una sesión del Rolfi Montenegro que volvió a ser figura. Tras ganarle a La Gloria, sumó su 4 triunfo consecutivo de local. ¡Vamos Rojo!

Independiente entró a la cancha con la obligación de ganar de siempre y para aprovechar los empates de Crucero del Norte y de Banfield. Enfrente, Instituto de Córdoba se presentaba como un equipo que invitaba a atacarlo, desbordarlo y presionarlo. Y así, el equipo de Omar De Felippe lo entendió.

Ni bien movió en el inicio el conjunto visitante sintió la presión de Independiente. Sin embargo, la primera llegada a fondo de gran peligro fue a los 12 minutos. Pisano, de gran partido, se metió en el área y con un taco precioso le dejó el gol servido al Rolfi, pero el derechazo del Diez se iba apenas ancho. Sí, la lluvia y el torrencial parecieron mojarle la pólvora al goleador del Rojo.

Al toque de esa jugada, Montenegro le metió un pase gol apenas largo que sobrepasó la mala salida del arquero rival. Mancuello, el receptor, no pudo darle con justeza y el Rojo se perdía la segunda. Chiarini tenía trabajo y el Ruso Rodríguez (666 minutos sin recibir goles) era un espectador de lujo.

El Rolfi probó al uno desde afuera. Más tarde lo hizo Mancuello y un rato antes Parra había ensayado un taco que no pudo ver la red. Independiente era más que su rival, sabía cómo dañarlo, pero no podía plasmarlo en la red. Lo bueno del cierre del primer tiempo fue que la lluvia torrencial que amenazaba se fue y el terreno siguió apto y no se convirtió en una pista de patinaje. Esto, sin dudas, favoreció a los de Omar De Felippe.

En el inicio del complemento, como ha pasado en varios encuentros, Independiente entró dormido y le regaló un poco, apenas, la iniciativa al rival. Claro que Instituto no supo qué hacer y ahí volvió a aparecer el Rojo. Esta vez para definirlo.

Antes de nada, hay que destacar que los dos goles del Rojo nacieron en los pies de Julián Velázquez. Sí, la Avispa fue quien le dio la pelota a Martín Zapata, que casi a los 7 minutos arrancó en la mitad de la cancha, encaró y ante la inacción de la defensa rival se metió por el medio de los centrales y ante la salida de Chiarini definió con firmeza y calidad al palo derecho del uno. El gol hizo explotar la cancha y le permitió al volante sacarse la mufa.

Con la diferencia a su favor, el Rojo manejó todo. Se hizo amo y señor del encuentro. No pasó zozobras en su última línea y cuando fue a fondo desbordó a su rival. Es más, en una de esas arremetidas Velázquez descargó en Mancuello, que pensó con la pelota en sus pies y lo habilitó al Rolfi, que quedó mano a mano. Ante la salida de Chiarini, el Diez le regaló el gol a Facundo Parra, quien sólo tuvo que empujarla para definir todo.

Iban 21 minutos del complemento y la diferencia era enorme por lo que hacían ambos equipos dentro del terreno de juego. Esto llevó a que por momentos se sobrara el partido. El Rolfi Montenegro a los 27 metió un derechazo que rebotó en el ángulo y salió. Podría haber sido el tercero y uno de los goles más lindos del torneo.

También hubo tiempo para un remate de Miranda, para otro taco de Parra, para la ovación para los tres mosqueteros del ataque (Pisano, Parra y Montenegro) y para que el equipo disfrutara tal como la gente de un nuevo triunfo en casa y de la confirmación de un rendimiento que claramente está en alza y logra marcar la diferencia en la divisional. La tarea será seguir en este camino, marcando detalles a mejorar y sin desviarse del objetivo, que parece un premio pero no deja de ser una obligación.

Fuente Infierno Rojo


No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.