No olvidará un 2013 a los saltos. Descendió por primera vez
en 108 años, debe casi 400 millones y la barra brava sumó tensión. El equipo
repuntó sobre el final.
Por Diego Morini
Las lágrimas del día del descenso. Foto: Archivo
Algunas heridas no cierran nunca. El dolor persiste y la
cicatriz no se puede disimular. Es que 2013 resultó el año más cruel en la vida
de Independiente . Jirones de gloria tirados por el piso y momentos impropios
de la historia de una institución que siempre caminó por una alfombra roja.
Todo fue tan traumático que duele el recuerdo. Se suceden las imágenes y se
vuelven grises: descenso, barrabravas, renuncias, cambios de entrenadores,
violencia, sospechas, culpas, golpes de efecto, amenazas, oportunistas y una
pelota de fútbol.
El sábado 15 de junio quedó clavado en el corazón de los
Rojos, aunque esa estocada resultó la consecuencia de una suma de malas
determinaciones que lo empujaron al abismo. Se apostó por el retorno de Américo
Gallego , como hombre que entendía la idiosincrasia del club, pero, cegados por
una realidad diferente, el técnico y el presidente Javier Cantero terminaron
por cerrar un proyecto que el 14 de abril llegó a su fin después de una campaña
con 10 derrotas, 9 empates y 5 triunfos.
Aunque imaginar que la eclosión de Independiente está atada
a una pelota es perder de vista que los problemas son mucho más profundos.
Porque la renuncia de Florencia Arietto (el 4 de febrero) como jefa de
Seguridad del club desnudaba una feroz interna en la tribuna y una señal de que
las energías del presidente Cantero por combatir a los violentos estaban en
claro declive. Diferencias con el presidente terminaron con la gestión de la
abogada que intentó pisar fuerte y aplicar con vehemencia el derecho de
admisión, pero el mandamás de los Rojos no estaba muy de acuerdo con la nómina.
El vértigo y las urgencias desembocaron en determinaciones
salvadoras: el desembarco de Miguel Brindisi, que suponía la salvación, ya que
se especuló con que la sugerencia de Julio Grondona para la contratación del DT
era el guiño para evitar la pérdida de la categoría. Nada de eso sucedió:
Independiente perdió la categoría -vale recordar que en ese contexto tomó la
palabra ¡Julio Comparada!- y el proyecto Brindisi, después de 131 días, se
diluyó con un anuncio por. Twitter: "De común acuerdo, Brindisi no es más
el DT de Independiente. Magán y Anselmi dirigirán el entrenamiento del
lunes". Un puñado de partidos en la primera y cuatro de la B Nacional
determinaron el final de Brindisi. Otra corrida para buscar un conductor y Omar
De Felippe apareció en escena.
Y, en el frenético camino para tratar de comenzar de buena
forma la B Nacional , Independiente escribió otra de sus páginas más oscuras:
en la primera Asamblea de Representantes después del descenso, se produjeron
escenas dantescas, con sillas por el aire, golpes para Javier Cantero y varios
integrantes de la comisión directiva del club con algunas heridas. El poder del
mandamás de los Rojos se vio más afectado que nunca a pesar de manifestar que
no iba a renunciar, pero desde allí se fue quedando cada día más solo, tanto
que ya son diez los integrantes de su comisión que dieron un paso al costado.
Caos y más caos. Porque mientras se acomodaban lentamente
las piezas con la conducción de De Felippe, afuera el infierno no detenía su
marcha. Los conflictos con la barra brava nunca terminaron y el partido con
Unión, en Avellaneda, por la 11ª fecha, tuvo que ser suspendido por decisión de
la Agencia de Prevención de Violencia en el Deporte (Aprevide), tras la
detención de 35 barras armados en las cercanías del estadio Libertadores de
América... Y con ellos comenzó una lamentable novela en la que Bebote Álvarez
intentó recuperar la barra y terminó negociando con Loquillo Rodríguez.
Y el maquillaje pareció emparejarse cuando la pelota empezó
a entrar, se impuso el discurso de De Felippe (se habla de que fue durísimo con
sus jugadores en los entretiempos de los partidos con Huracán y Almirante
Brown) y el equipo terminó el año en el tercer puesto y en la zona de ascenso.
Algo de calma.
Pero le faltaba un capítulo denso a 2013 y fue la
presentación del balance, que arrojó un pasivo de casi 400 millones de pesos y
más imágenes de un tono agresivo para un desencajado Cantero.
Sin dudas, 2013 fue el año más traumático en la vida de
Independiente. Demasiado para 365 días
Fuente Cancha Llena
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.