Ilustró rrrojo
Después de ascender a Primera en el 85, el equipo de
Avellaneda quedó seis meses sin jugar. Allí se concretó una idea insólita:
Argentino de Mendoza le alquiló el plantel por US$ 150.000. Fue un fracaso
deportivo total.
Equipo alquilado. En 1985, Argentino de Mendoza pagó por
utilizar el plantel de racing US 150.000.
Después de dos temporadas en Primera B, racing festejó a
fines de 1985 el retorno a Primera conquistando la liguilla que determinó el
segundo ascenso, acompañando al campeón Rosario Central. Pero el 86 no iba a
darles una buena bienvenida a las dos academias, la de Avellaneda y la de
Rosario, ya que debido a la re-estructuración de los torneos y el Mundial de
México recién tendrían actividad oficial pasado el primer semestre. Para
racing, más allá de la recuperación futbolística, la situación económica no era
la ideal y las deudas se acumulaban. Con seis meses sin competencia, el
panorama asomaba más negro: no habría ingresos por recaudaciones, ni por
publicidad en el estadio, tampoco sponsor para la camiseta, tampoco por
derechos televisivos. Se pensó en jugar amistosos en el interior y en el
exterior, con el objetivo de recaudar dinero y de mantener en acción a los
futbolistas. Tampoco alcanzó. Y entonces surgió una inédita solución.
Desde Cuyo alguien acercó la idea: que racing le alquilara
el plantel a Argentino de Mendoza, club que pretendía clasificarse al
incipiente torneo de Nacional B, que vería la luz ese año. Un par de hinchas de
racing, a nivel nacional, y de Argentino, a nivel provincial, tuvieron la
iniciativa y finalmente el acuerdo quedó firmado: a cambio de U$S 150.000 se
concretó el alquiler de los futbolistas. Otra coincidencia: las camisetas y los
apodos coincidían. Así los futbolistas de racing pasaron durante unos meses a la
academia mendocina.
El debut fue el 6 de abril de 1986, con una derrota ante San
Martín 2 a 1. Esa tarde Argentino (¿o racing?) formó con: Miguel Wirtz; Héctor
Fernández, Gustavo Costas, Néstor Fabbri, Washington González; Horacio Attadía
(Horacio Cordero), Italo Ortiz, Miguel Colombatti, Jorge Acuña; Washington
Olivera (Hugo Lamadrid) y Walter Fernández. Rogelio Dominguez era el técnico y
en el plantel también estaban Carlos Vázquez, Juan Carlos Zubczuk, Gustavo
Szulz, Marcelo Astegiano y Ramón Medina Bello, entre otros. Del plantel ganador
del ascenso a Primera ya no estaban Félix Orte, Daniel Severiano Pavón y Néstor
Sicher, contratados por Banfield, Tigre y Gimnasia y Esgrima La Plata
respectivamente.
El objetivo planteado, que era llegar al Nacional B, quedó
frustrado. Argentino no pudo ni siquiera avanzar a la fase final del torneo de
Mendoza. Así como el debut fue con derrota, en la última fecha Argentino
también perdió: el 28 de mayo, con el 3-1 ante Gimnasia y Esgrima, se puso
punto final a esta insólita experiencia, Con esa caída, el equipo resignó las
últimas ilusiones. Finalizó en el quinto lugar en la tabla de posiciones, que
otorgaba una chance sólo a los cuatro primeros, y fue Deportivo Maipú el
acreedor de la plaza mendocina para el flamante torneo de ascenso.
Los jugadores se entrenaban en Buenos Aires y viajaban los
viernes para jugar los domingos. "Era la única manera de que no se
originaran gastos y de mantener unido al plantel. Ahí nació anímicamente el
campeón de la Supercopa, unos muchachos acostumbrados al sacrificio. Ante una
situación similar, volvería a hacer lo mismo", fue el testimonio del
entonces presidente Héctor Rinaldi, citado por el sitio web
desdeeltablon.blogspot.com. Parece claro que en Argentino de Mendoza no estarían
tan seguros de repetir la experiencia.
Por Guillermo Tagliaferri
Fuente Clarín, 29 de septiembre de 2011
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