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viernes, 30 de septiembre de 2011

Como olvidarlo ...1983



¿Cual es tu sueño máximo como hincha?… “Y, salir campeón en mi casa, frente al rival de toda la vida, darle la vuelta en la cara y mandarlo a la B…”. Suena utópico, increible e imposible de que suceda. Sin embargo, un solo club en el mundo se dió ese lujo y fue el Club Atlético Independiente.

El 22 de Diciembre de 1983, Independiente, que estaba primero con diferencia de un punto de San Lorenzo y Ferro, jugó el último partido del Campeonato Metropolitano contra Racing. Lo ganó 2 a 0, y de esta manera se consagró campeón dándose el gusto de dar la vuelta olímpica frente a su eterno rival y condenándolo a la segunda división del fútbol argentino, la B.

Hecho que sin dudas, quedará marcado para siempre en la historia del fútbol mundial, y en la memoria de todos los hinchas.
Como me voy a olvidar?!Este campeonato es histórico e inolvidable para toda la hinchada del Rojo, y para los vecinos es una pesadilla hecha realidad. El capo del barrio sale campeón, el vecino.... se vá a la B.
Esta es una fecha patria para el Rojo. Ese día, salió campeón del Metro y dio la vuelta en la cara de Racing, que se iba al descenso. Los protagonistas recrean ese momento de gloria. 

El Gringo Giusti convirtió el primero del Rojo en esa tarde inolvidable. 22 de diciembre de 1983. El día soñado.

El día perfecto. El día que Independiente salió campeón del Metropolitano y de paso se dio un gusto que muy pocos equipos -o ninguno- se pudieron dar hasta ahora: despedir a su eterno rival de la Primera División.

Racing había descendido cuatro días antes cuando perdió 4 a 3 con su homónimo cordobés y el bendito -el Diablo lo quiso así- fixture indicaba que tenía que jugar su último partido frente al Rojo. Se imaginan la misma situación con un Boca o River, o al revés. O que el Barcelona mande al descenso al Real Madrid...

Por eso para los hinchas del Rojo quedó marcado como un día histórico. "No pensé ningún planteo especial para ese partido. Con el equipo que teníamos, los rivales eran los que tenían que preocuparse de cómo enfrentar a Independiente. Nunca vi un clima tan especial. 

Era una fiesta para media Avellaneda y un funeral para la otra mitad.

Me dio pena por Racing porque yo había jugado en ese club. Pero el ambiente era tan contagioso que me ganó la alegría y no paré de festejar. La verdad, es que los hinchas tuvieron su partido ideal". A casi 16 años del partido, a José Omar Pastoriza todavía lo invade la nostalgia. El Rojo llegaba un punto arriba de San Lorenzo y Ferro. Ganando daba su decimoprimera vuelta olímpica en torneos locales.

De entrada todo se complicó. Los nervios y la ansiedad eran mas para Independiente que para Racing. Es más, hasta los primeros treinta minutos Gustavo Moriconi -reemplazó en ese partido a Carlos Goyén, el titular, que estaba desgarrado- había trabajado más que su colega, la Pantera Rodríguez.

"Como jugador le quería ganar a Racing a muerte, más que nada por la gente". Las palabras de Bochini reflejan la ansiedad que por entonces tenían todos. Ansiedad que se veía reflejada en el partido. Los problemas empezaron a resolverse cuando se iba la primera etapa. Apareció Ricardo Giusti y puso arriba al Rojo. La tranquilidad invadió a la Doble Visera, porque además, San Lorenzo y Ferro -los otros candidatos- empataban contra Platense y Huracán.

El entretiempo entonces encontró a los hinchas del Rojo en un éxtasis total y gozando a los diez hinchas de Racing que fueron a dar la cara en el peor momento de la historia de su club. Fue tal la ansiedad de algunos simpatizantes locales, que empezaron a invadir la cancha con el partido sin definir. Por eso el árbitro, Carlos Espósito, debió para el encuentro dos veces. La gente quería sacarles la camiseta a sus jugadores. Clausen entró en una crisis nerviosa y hasta recuperó la Diez del Bocha.

Pastoriza imploraba para que los invasores regresen a su lugar de origen. Fueron 10 minutos de peleas y empujones. Hasta que apareció Enzo Trossero. El capitán se cansó de tantas interrupciones y le metió una trompada a un hincha que estaba con un par de copas -claro, si era hincha de Independiente- de más. "Espósito me había advertido que iba a suspender el partido.

Nosotros veníamos de dos frustraciones por los campeonatos que perdimos con Estudiantes y teníamos mucha ansiedad por salir campeones. Por eso me puse loco y le pegué. Al pobre muchacho lo tuvieron que sacar casi desvanecido", recuerda Enzo.

Ahí se reanudó el partido, y justo fue el Vikingo quien aseguró el triunfo. Ya no importaba que San Lorenzo le ganara 2 a 0 a Platense, porque el Rojo ya era inalcanzable. "Con el 2 a 0 respiramos. Pudimos haber hecho más goles, pero nos dedicamos a controlar la pelota porque ambos equipos queríamos que terminara el partido cuanto antes".

El mérito de ese equipo fue que luego de perder dos campeonatos seguidos, se recuperó con un fútbol brillante y de alto vuelo. Para nosotros fue el trampolín a la Copa Libertadores que ganamos y luego nos llevamos la Intercontinental con al Liverpool", cuenta Burruchaga. 22 de diciembre de 1983. Un día histórico para todos los hinchas de Independiente, que por siempre le recordarán y gozarán por aquella tarde a su rival eterno.

Por eso las palabras de Claudio Marangoni reflejan el sentimiento popular del Rojo: "No me alegré de la desgracia ajena. Porque significaba que no íbamos a jugar con ellos al año siguiente y era una tristeza... porque estábamos acostumbrados a ganarles siempre...". 22 de diciembre de 1983. Doce días después de que la Argentina recuperara la democracia, Independiente tuvo su fecha patria.


Fuente SoyDiablo

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