De ninguna
manera quisiera que esta columna de opinión fuese titulada “Pateando al caído”,
como existió en algún medio, que no puedo precisar, años atrás.
Porque con
el diario del día después, todos somos “Directores Técnicos” y acertamos sobre
lo que ocurrió, cuando lo importante es lo que se planifica antes para que lo
ocurrido ayer sea lo deseado o conveniente.
Y antes del
partido de ayer ante Liga de Quito, Ramón Díaz habrá pensado que con un plantel
alternativo, con poco rodaje, muchos juveniles, con una base física deplorable (Que
debemos agradecer a Mohamed-Kenny) y
2850 metros más arriba del resto del Rojo que se quedó en Buenos Aires, había
que especular.
Ramón
conocía a los jugadores que integraban el plantel antes de aceptar conducir al
Rojo.
También
sabía del déficit físico y de las lesiones de varios de ellos.
Creo que lo
que no sabía era la magnitud de ese déficit. Mayor al esperado.
Que no se
soluciona con “el inflador psicológico” ni “meloneando” a los jugadores. Sino
con adecuado entrenamiento, buena conducta personal y equilibrada alimentación.
Y eso lleva
tiempo y constancia en el trabajo y disciplina.
Cuando el
preparador físico ordena cuatro series de diez repeticiones de determinada
rutina, y los jugadores a la mitad de la tercera están exhaustos, si sigue los
arriesga a lesionarse.
Y se lo debe comunicar al Técnico.
Allí
Ramón conoció cuanto había en la Caja. Que no era lo que decía la Memoria y
Balance.
Y decidió
lo que decidió ante Liga de Quito. Un planteo mezquino, una defensa más ordenadita,
que de haber finalizado en cero el primer tiempo, hasta me animaría a decir que
pudo haber significado un buen resultado.
No creo que
fuese su idea una defensa integrada por once jugadores, pero el rival empujó y
metió a Independiente dentro de su terreno.
Todos los
medios critican la mala definición de Marco Pérez ante el pase de Degregorio.
Yo pienso
que el arquero rival también tiene su mérito, que para atajar lo ponen, y
cierra sus piernas evitando el “caño” que le tira Marco Pérez, que con el
arquero encima y achicándole perfectamente el ángulo, si la tiraba por el lado
derecho de Dominguez iba afuera y si la pasaba por el izquierdo pegaba en el
banderín del corner.
Vi el video
no menos de veinte veces.
Quiero
también que me corrijan si estoy equivocado al afirmar que en la jugada de
Galeano, casi al finalizar el partido, Galeano no la manda afuera, sino que
desde atrás un defensor se la pellizca y envía al corner.
Todos los
medios le achacan a Galeano la “pifia”
Cosas de
los que comentamos. A veces no equivocamos. Algunos seguido.
O deberé
cambiar mis anteojos.
¡Lástima!
porque están casi nuevos porque leo poco.
Decía mi
abuela: Tanto va el cántaro a la fuente, que al final se rompe.
Claro, el
cántaro era de barro cocido y periódicamente desde su española casa iba vacío a
la fuente de la plaza y volvía con agua fresca.
Con tantas
idas y venidas aumentaba la posibilidad de rotura.
Cosas de
viejos.
Pero
también nos pasó ayer.
De tantas
que intentó el rival y pudimos impedir, dos entraron.
Hilario no
es perfecto.
¿Qué pasaba
si el Pelado probaba con Nieva en el arranque del segundo tiempo?
Tal vez
mencionarlo ahora sea injusto para Ramón.
Pero ¿Si
arriesgaba un poquito más para preocupar algo al rival?
Como esos
perritos diminutos que ladran mucho y te muestran los dientes.
El fútbol
siempre dá revancha.
El 12 los
esperamos en casa. Y conocemos todos los pozos de la cancha.
rrrojo
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