Por Gonzalo Baba
Si hay un
jugador que despertó polémicas en los últimos años, ese es Joaquín Laso.
El defensor
fue discutido, silbado, insultado, aplaudido, reconocido y más, en las tres
temporadas y media que lleva en el club.
Luego de
ser muy resistido, con la llegada de Tévez, gracias a un buen semestre y su
amor por el club, los hinchas le reconocieron el esfuerzo.
Pero
lamentablemente esa época se terminó, y ahora pasa lo contrario, en un torneo
en el que alternó buenos y malos rendimientos.
Los
dirigentes tomaron la decisión de no renovarle el contrato al zaguero, que está
vinculado con el Rojo hasta fin de año.
Fueron dos
las gotas que rebalsaron el vaso, como se dice habitualmente. Una es la no
inclusión de Marco Pellegrino, jugador que pidió Vaccari y que en caso de no
jugar el 60% de los partidos, hará que Independiente tenga que pagar un cuarto
de millón de dólares que obviamente no le sobran. Eso, sumado a varias
actuaciones que costaron caro, como la del penal ante Vélez, ya estaban
ejerciendo mucha presión.
Y por
último, el hecho de que el representante del jugador haya demandado al club,
hizo que los dirigentes se cansaran de la situación. Si bien es algo lógico y
que tendría que haber pasado hace mucho tiempo, no deja de ser Laso un chivo
expiatorio. Debe irse, esta claro, pero no es el máximo culpable de nada de lo
que ocurre en la institución.
Habrá que
ver ahora que sucede con el jugador luego del parate por fecha FIFA, ya que
esta semana la tenía libre a raíz de su lesión en la mano. La misma que ya le
soltaron los hinchas hace rato, y los dirigentes ahora.
Falta el
DT, que lo tiene a disposición hasta diciembre.
Fuente
Orgullo Rojo
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