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jueves, 1 de noviembre de 2018

Gaibor se acerca a ese 10 que Holan imaginó para darle vuelo al equipo


Por Nahuel Lanzillotta

Lo de Ariel Holan con Fernando Gaibor fue un trabajo de hormiga. Lo siguió durante meses en Emelec de Ecuador, donde el mediocampista se convirtió en figura y referente. Lo contactó. Lo sedujo. Pero no se lo trajo de inmediato. Lo esperó. Le siguió hablando a la distancia para no enfriar la relación. Hasta que la dirigencia de Independiente rompió el chanchito para darle el gusto y traerle a la joya azul ecuatoriana. Junto con la de Silvio Romero, fue la compra más cara de la historia del Rojo: 4.2 millones de dólares. Pero en la negociación también fue clave el técnico, que debió interceder para reflotar el acuerdo que se había caído por diferencias en el contrato entre las dos instituciones.

Esa paciencia para esperar el momento exacto para ir a buscarlo fue la misma que Holan le tuvo a Gaibor una vez que el ecuatoriano puso sus pies en Avellaneda. De movida le dio toda la confianza entregándole la camiseta número 10, todo un símbolo en el club de Ricardo Bochini. Pero al volante de 27 años todo le costó el doble. Sufrió la adaptación deportiva y también social. Fue víctima de discriminación en sus primeros días en Buenos Aires y eso lo afectó.

Sin embargo, el cielo se fue aclarando para el hombre de la selección de Ecuador y con sus últimas actuaciones en la Superliga demostró que está haciendo todo lo posible para volver a ser el 10 que Holan vio en Emelec, ese que lo enamoró con su calidad para jugar y su generosidad para asistir de manera precisa a sus compañeros delanteros. En el 3 a 1 contra Huracán tuvo su mejor función vestido de diablo, con un pase-gol incluido para Emmanuel Gigliotti en el primer tanto. Y fue una de las pocas cosas positivas que el entrenador se trajo de Tucumán tras la derrota 2-4 ante Atlético.

En ese último encuentro volvió a asistir al Puma y además se hizo cargo del penal para empatar provisoriamente. Si tendrá la confianza en alza que hasta se animó a tratar de convertir un gol olímpico en un tiro de esquina en el segundo tiempo. Estuvo cerquita.

“Un jugador con continuidad y regularidad va a poder desarrollar cada vez mejor su juego”, sostuvo el futbolista nacido en Montalvo luego de su performance con el Globo. “Necesitaba un partido así”, confesó. Y ese bien podría señalarse como el inicio de un camino que ya recorrieron varios que eran mirados de reojo en Independiente cuando arribaron y que lograron revertir su imagen con buenos rendimientos. Juan Sánchez Miño, Nicolás Domingo y Gigliotti pueden dar fe de ello. Hasta a Martín Benítez, surgido de la cantera, le pasó. Gaibor quiere emularlos.

¿Qué cambió para que se sienta mejor? Con el tiempo se fue insertando en el plantel y familiarizándose con la intensidad del fútbol argentino, muy distinto al ecuatoriano. La llegada de su esposa y sus dos hijos también lo ayudó a estar más contenido en el día a día. Y, después de probarlo en varios sectores del campo, como de doble cinco o de enganche, Holan lo puso en el puesto que más le gusta: de ocho. Allí, como un clásico volante por derecha, se soltó en las dos últimas fechas del campeonato y el equipo se vio favorecido.

Su objetivo ahora -y el de Holan- es lograr que este nivel se prolongue en el tiempo para confirmar que el DT no se equivocó, que aquel que fue a buscar a Ecuador es el 10 que necesita Independiente.


Fuente Clarín

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