Escrito por Hernán Gustavo Paglieri – Vicepresidente Peña
Roja Daniel Bertoni – San Andrés de Giles
Por Aldana Valdez
1926 – Independiente como local, goleó a Excursionistas por
6 a 3, y con el triunfo se consagró campeón de Primera División 1926, siendo su
segundo título en dicha competencia durante el amateurismo, y además, logró
coronarse de forma invicta.
Fueron 21 triunfos y 4 empates, cosechando la suma de 46
puntos, para dejar a San Lorenzo segundo con una campaña extraordinaria en la
cual sumó 45 (le ganamos 4 a 0 durante el torneo), y mucho más atrás quedaron
los otros 24 equipos que compitieron. Entre ellos, el principal ausente era
Boca, que se encontraba en la competencia paralela ya que en aquel entonces
había dos asociaciones diferentes a cargo del fútbol.
Un equipo notable el de esos años previos al profesionalismo,
las crónicas hablan de una “Máquina” para referirse a ese Independiente
demoledor. Pero primero voy al aspecto defensivo, porque a ese equipo apenas le
convirtieron 14 goles en 25 fechas. Y eso no es todo, sino que además tuvo en
su arquero, Pedro Isusi, al poseedor del record de mayor cantidad de minutos
invictos de nuestra historia, con 1101. Un record que nadie en el club ha
podido superar hasta hoy.
En relación a ese record de Isusi hay que aclarar que en la
sumatoria de minutos se incluyen 4 encuentros que no fueron por el torneo sino
que pertenecieron a la Copa Competencia de ese año (la cual ganaría
Independiente por tercera vez consecutiva). Y la otra aclaración de
importancia, es que se trata de un record mucho más notable en esa época que si
lo fuera en la actualidad, y fundamento eso con dos cuestiones: la primera es
que en aquellos tiempo se convertían muchísimos más goles que hoy, los equipos
eran netamente ofensivos y el sistema táctico general era 2-3-5, haciendo que
sea común ver muchas goleadas en los encuentros. Y la segunda cuestión, es que
en esa época estaba permitido cargar contra el arquero y era común que los
atacantes metan goles con arquero y pelota todo junto.
Pasando a lo ofensivo, tenemos que hablar de historia
viviente, porque al ataque de Independiente de este año se le dio el mote de
“Diablos Rojos”, ni más ni menos que el mote que acompañó y acompañará a la
institución por todos los tiempos. Según las crónicas quien los llamó así por
primera vez, fue el destacado periodista del diario Crítica Hugo Marini, quien
además colocaría los motes de “Millonarios” a River y “Ciclón” a San Lorenzo.
El quinteto formado por Canavery, Lalín, Ravaschino, Seoane
y Orsi, cautivaron al todo el mundo del fútbol con su juego y poder de gol. El
equipo anotó 75 goles, promediando 3 goles por partido.
Le hicieron 6 a Platense, 4 a San Lorenzo, 7 a San Isidro, 6
a Quilmes, 4 a Banfield, 3 a Racing, etc., una verdadera aplanadora.
Se pueden escribir largas páginas sobre cada uno de aquellos
futbolistas, y habrá efemérides exclusivas para eso durante el año. Pero en
relación al campeonato ganado hay que decir que Manuel Seoane fue el goleador
absoluto con 29 tantos, siguiendo su camino hasta convertirse en el máximo
goleador de la historia amateur del país. Mientras que la otra gradísima figura
fue el “Mumo” Orsi, precursor del puesto de wing, que dejó la normalidad de
tirar centros para hacer diagonales hacia el arco y ser él mismo quien marque
goles. Además su altísimo nivel hizo que Europa se fije en él en esta época
donde eso pasaba poco, fue al futbol Italiano donde se nacionalizó y fue
artífice de llevar a la selección a ganar el Mundial.
En conclusión, equipo titular ese año fue: Pedro Isusi en el
arco; Carlos Debuglio y Pedro Ucar en defensa; José Pérez, Guillermo Ronzoni y
Ernesto Chiarella en la línea media; y la demoníaca delantera con Zoilo
Canavery, Alberto Lalín, Luis Ravaschino, Manuel Seoane y Raimundo Orsi.
Algunas variantes del equipo fueron Ferro, Scoffano, Robito,
etc., aclarando que en aquella época no existían los cambios durante los
encuentros. Un notable equipo del que da gusto leer e informarse, ya que marcó
la historia de Independiente para siempre.
Fuente De la Cuna al Infierno
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