En un año agitado a nivel país y en la hinchada de
Independiente, se jugó el Clásico de Avellaneda y la represión sufrida provocó
una huelga en la tribuna. Antonio Santos nos trae una historia poco conocida
del Rojo y la resistencia en tiempos de dictadura.
El segundo año de la década del 80 se inicia con inflación,
devaluación del peso y aumento del costo de vida. En medio de tensiones
internas en la cúpula militar, Jorge Rafael Videla deja la presidencia y asume
Roberto Viola.
Pese a que la Oscuridad estaba vigente, algo empezaba a
cambiar, con la primera manifestación masiva bajo el lema “Paz, Pan y Trabajo”
con Saúl Ubaldini a la cabeza. Diez mil personas en las calles de Liniers en
noviembre de aquel año. Y la represión dio el presente, con mucha gente
detenida.
En cuanto a Independiente se refiere, en abril asume el
cargo de director técnico Miguel Ángel López, mítico integrante del equipo
Copero de los '70. En el Metropolitano salimos sextos, por debajo de Boca,
Ferro, Newells, River y racing. Para afrontar el Campeonato Nacional “General
San Martín” se reforzó el plantel con el Loco Salinas y Gabriel Calderón, entre
otros.
El equipo base formaba con Goyén en arco, Clausen, Olguín o
Villaverde, Trossero y el Colorado Killer. En el medio con Fren de 5 y el
Gringo Giusti de 8. El resto todos en ataque. Con el Bocha de director de
orquesta, Calderón o Alzamendi por derecha, Salinas, el Ruso Brailowsky y la
Porota Barberón.
De acuerdo al fixture, nos correspondió actuar en la Zona C,
con Vélez, Newell's, Huracán de San Rafael (Mendoza), racing de Córdoba,
Platense y Gimnasia y Tiro de Salta. El Interzonal lo disputamos frente al
eterno rival, racing, en nuestra cancha.
Y aquí comienza la historia. El domingo 13 de septiembre, un
día de copiosa lluvia y con un frío que pelaba. Iban 35 minutos del primer
tiempo y se produjo un desbande generalizado en la Tribuna de la Visera del
Escudo. Como era costumbre, en aquella época, unos 10 o 15 policías se ponían
en el playón mirando desafiante a donde paraba la barra, en general provocando
a la gente.
Y es ahí donde interviene un muchacho de la hinchada que no
tiene mejor idea que tirarle un bombo a la cabezas de los policías, dando
comienzo a una represión de grandes proporciones, que produce un hueco en la
tribuna, corridas y peleas con las fuerzas del orden. En la tribuna de
enfrente, estaba la hinchada de racing, que viendo el dantesco espectáculo
comienza a entonar una canción: “Y pegue, y pegue, y pegue, Rojo, pegue”, dando
una muestra de códigos tribuneros que años más tarde se perdieron
completamente.
Pero la historia no queda ahí. Días mas tarde, Cacho
Ciudadela, líder de la barra de racing, se comunica con los capos de la Barra
del Rojo para preguntarles qué había pasado (hubo varios detenidos, la policía
se apodero de tres bombos de la hinchada y los destruyó) y se ofrece a
ayudarles con sus contactos periodísticos para denunciar los hechos en los
medios.
Es así que integrantes de ambas barras, se dirigen al Diario
Crónica. Siendo entrevistados por un periodista del matutino. Dando cuenta de
lo sucedido y narrando todo con lujo de detalles. Ahora bien, cuando finalizó
todo, el periodista a cargo les dijo que no se podía publicar la nota. Porque
si la publicaba corría peligro su trabajo y los miembros de la barra corrían
peligro de que los "chuparan". De aquel encuentro, solo quedo una
imagen, sacada por el recordado fotógrafo Julio López que trabajaba para el
diario.
Es allí, que deciden tomar una medida de fuerza:
"La Huelga de la Hinchada".
Que se concreta el domingo siguiente, el 20 de Septiembre. En un partido con Huracán de San Rafael de Mendoza. Para que la gente se enterara de lo que iba a pasar, el día del partido se colocó un recorte del Diaro "El Pregón" en el pizarrón de acceso a la Visera: “Independiente hoy: Huelga de Banderas y Bombos”. Y fue así, el sector donde se ubica habitualmente la barra de Independiente presentó un hueco (justo debajo del Escudo de la Vieja Visera de Cemento) y no se vieron ni las banderas ni los bombos que por costumbre lleva la hinchada.
"La Huelga de la Hinchada".
Que se concreta el domingo siguiente, el 20 de Septiembre. En un partido con Huracán de San Rafael de Mendoza. Para que la gente se enterara de lo que iba a pasar, el día del partido se colocó un recorte del Diaro "El Pregón" en el pizarrón de acceso a la Visera: “Independiente hoy: Huelga de Banderas y Bombos”. Y fue así, el sector donde se ubica habitualmente la barra de Independiente presentó un hueco (justo debajo del Escudo de la Vieja Visera de Cemento) y no se vieron ni las banderas ni los bombos que por costumbre lleva la hinchada.
El equipo gano 4-0 con goles de Bochini, Alzamendi Giusti y
Brailovsky, pero el aliento y el color de la hinchada estuvo ausente y con
aviso. Ahora bien, además de la represión policial del Clásico, la barra tenia
problema con los dirigentes, que no querían darle entradas y micros como lo
habían prometido en las elecciones pasadas. En especial tuvieron entredichos
con el dirigente Fernández Arzuaga, que negó que los muchachos fueran de la
hinchada y hasta hubo cruces mediante notas periodísticas.
La cosa no queda ahí, después de varios tiras y aflojes con
los dirigentes los reclamos parecen llegar a buen puerto, y hay micro para el
partido con Newell's en Rosario. La barra se juntó en la puerta de la Sede
Social. Pero llega la hora señalada y el micro no aparecía. Según parece,
Fernández Arzuaga le bajo el pulgar al colectivo. Es así que la barra, muy
caliente con lo sucedido, decide viajar en tren a Rosario. Colados, por cierto.
Tuvieron un gran retraso y después de muchas horas de viaje llegaron y se
dirigieron al Parque de la Independencia. Entraron al estadio de Newell's,
colgaron las banderas, se subieron a los para avalanchas, y cuando comenzaron a
alentar, el árbitro señaló la finalización del partido.
Se querían matar, después de tanto esfuerzo para viajar. Es
así que con una calentura de grandes proporciones, se dirigieron a un
restaurant donde sabían que estaban parando jugadores y dirigentes para pedir
explicaciones de lo sucedido, y dinero para pegar la vuelta a Avellaneda. Ante
la negativa hubo un escándalo. Una pelea con los mozos del lugar y después
llamaron a la policía... Finalmente, todo se arregló con la intervención de Don
Pedro Iso.
Independiente pasó de ronda, jugando en Cuartos de Final con
Instituto de Córdoba, primero en el Chateau Carreras (victoria 2 a 1 con goles
de Alzamendi y Enzo Trossero de penal), partido que tiene una historia aparte,
y empate 0 a 0 en Avellaneda para acceder a Semifianales, donde nos topamos con
River. En Avellaneda fue 1 a 1 con goles de Alzamendi para el Rojo y Passarella
para el Millonario; y 0 a 0 en el Monumental, clasificando a la final River,
quien resultaría campeón Nacional, por el gol de visitante.
Eran tiempos jodidos para andar de huelga y revuelo
periodístico: Gobierno Militar, la Policía de Ramón Camps y especialmente la
seccional Primera de Avellaneda, del Comisario Rousse, que luego fuera juzgado
por crímenes de Lesa Humanidad.
Gracias a Tamba, fuente de muchos detalles contados.
Antonio G. Santos (Tony)
Twitter: @abogado666
Especial para La Caldera del Diablo
Fuente La Caldera del Diablo
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