La creación de la Superliga es la clave para que el Gobierno
pague a la AFA. / DyN
Daniel Angelici y Marcelo Tinelli van por todo:
Superliga y
AFA. Además, Maradona juega el
papel de diplomático apadrinado por Infantino.
“Alguna vez, los senderos de ese laberinto convergen; por
ejemplo, usted llega a esta casa, pero en uno de los pasados posibles usted es
mi enemigo, en otro mi amigo”.
Jorge Luis Borges (1899-1986); de su cuento “El
jardín de los senderos que se bifurcan” (1941).
Las manos de Gianni Infantino no tiemblan. No lo hicieron
cuando uno de los cracks que lo asesoran, Marco Van Basten, propuso eliminar la
ley del offside y reemplazar los penales por una carrera de 25 metros con 8
segundos para definir. Tampoco cuando decidieron desconocer la Copa
Intercontinental del siglo XX. Sólo reconocerán oficialmente a los campeones
del Mundial de Clubes, torneo creado en 2000, cuando Gianni le llevaba el
attaché a Blatter. La línea, parece, es romper con el pasado, olvidar, pasar la
página.
No le tembló el pulso a Gianni cuando nombró embajador de
Leyendas de la FIFA a Maradona. Los dos estaban felices: Infantino construye
poder –el Mundial con 48 países tiene un solo objetivo: votos para la
reelección– mientras hace sus cálculos de rentabilidad a un paso y medio de
Rusia. Tampoco sus manos se agitaron por la situación argentina. Ni antes, ni
ahora.
Que Messi no juegue el Mundial sería una catástrofe para el
negocio, así que para evitar una sanción, el simpático calvo nos inventó una
Comisión Nosecuantodora, mojadita en el tuco de la Conmebol y a piacere del
Gobierno que, virtualmente, intervino la AFA, como tantas veces se hizo durante
los regímenes militares. El desempeño del engendro fue desastroso. Los castings
para elegir técnicos fueron una ópera bufa.
No temblaron las delicadas manos de ejecutivo de Gianni
cuando ordenó mandar a Buenos Aires los estatutos por mail, sin enviarlos para
que sean discutidos por los dirigentes. Sólo quieren que haya un presidente el
30 de junio y listo. Arréglense entre ustedes, que son los que armaron este
desastre.
El jueves fue un día muy loco. A la mañana, en el Savoy,
Víctor Blanco se reunía con Angel Easy, el Súper Yerno Chiqui Tapia y Alejandro
Nadur, de Huracán, para elaborar una estrategia. Los Tinelli’s, en otro búnker.
Todos se encontraron en Casa de Gobierno para que De Andreis les hiciera tres
bises de su blues: “I have no money”.
A la noche cenaron en la Costanera en un clima siempre
tenso. “¡Vos no podés ser presidente de AFA!”, le gritó Nicolás Russo, de
Lanús, al Súper Yerno Chiqui Tapia que, sorprendido, calló. Contraatacó Angel
Easy, desafiante: “¡Claro que puede, y yo lo voy a votar!”. ¡Bingo Danyel! Como
ésa, miles.
Mientras esto pasaba, Maradona, el rey que por fin tiene
palacio propio y reconocimiento en Zurich –mérito del astuto Infantino–,
hablaba en la tele como recién llegado de otra galaxia, algo confundido con los
tiempos y la realidad.
“Hablé con Infantino y, como me conoce, me manda a ver qué
halcones revolotean la AFA. Yo sé quién hizo negocios con Grondona, con
Meizner. Me prometió: si siguen robando, no me va a temblar la mano, Diego:
¡les corto el fútbol!”, contaba y se asombraba a la vez. Siguió haciendo pipí a
kilómetros del tarrito: “A mí no me compra nadie. Ojo: cuando se elija
presidente, mi voto va a pesar muchísimo. No podemos hacerle gastar más plata a
la gente. ¡El fútbol tiene que ser gratis!”.
El caso Maradona es muy curioso. Se lo ve feliz con su nuevo
estatus diplomático que, sin embargo, no es ejecutivo, no decide nada. El
pretende ser los ojos de Infantino. “Le voy a decir a Gianni”, “Infantino me va
a dejar”, “Gianni me prometió”. Nunca habló con tanta sumisión de nadie. Pensar
que hace apenas diez meses, furioso, lo llamó “el más traidor de los
traidores”.
Mientras tanto, aquí, en la tierra, continuaba la guerrilla
impiadosa de los sacos caros.
El grupo Liga y polleritas, liderado por Marcelo Tinelli
–D’Onofrio y Medín creen que obviamente el que más sabe sobre derechos
audiovisuales es él–, pretende rescindir ya, modificar el estatuto, bajar la
cantidad de miembros y, finalmente, elegir un presidente. Necesitan quebrar la
mayoría del ascenso.
Entre reunión y reunión, se reunieron con Fox, Turner y
ESPN. Pretenden no menos de 3 mil millones de pesos al año. Más una llave de
ingreso de 1.000 millones. Si las empresas –que ofrecen, pero hasta ahora no
han pagado ni un café– aceptan todo esto en medio de este caos, bueh, pasamos
del tetrabrik al Luigi Bosca. Es la gloria o Devoto.
El otro grupo, Bingo y 24 Ruedas, capitaneado por Angel
Easy, la tiene reclara. Danyel se lleva la Liga, y el Súper Yerno, una AFA que
manejará la Selección, la B Nacional y los torneos menores. Se tienen una fe
ciega por una simple razón: tienen los votos. Y el apoyo de Maradona, lo que
nunca se sabe si es bueno o malo. Como la FIFA se lava las manos, el reparto de
la torta deberá consensuarse aquí, entre pares, los mismos que hicieron magia y
empataron 38 a 38 con 75 sufragantes. Mmm…
El Gobierno sigue firme: ni un peso. Por ahora. Aunque no
figure en el documento que difundió, parece que la última oferta oficial es:
ustedes hacen la Liga, nosotros liberamos 530 millones. Mientras tanto los
clubes se hunden y pronto estarán a merced de grupos empresarios que querrán
comprarlos a dos pesos. Las SAD. El viejo anhelo de Macri aplastado por Don
Julio: 38 votos a 1. Las quiere, sí o sí.
Fernando Marín, el dekonstruktor de Fútbol para Todos, está
orgulloso: “Deberíamos estar contentos de que corporaciones extranjeras quieran
comprar el producto, pese a su deterioro”. Siempre generosos. Army Pérez, medio
en otra cosa, rescataba el hecho de que los grupos antagónicos hayan compartido
la misma mesa. Y Víctor Blanco, el hombre que ríe, no cree que el torneo
empiece el 12 de febrero, pero sí el 19. Aunque, la verdad, nadie sabe nada.
Para cuando se haga la Asamblea invitaré a mi gran amigo el
coronel Kurtz, de Apocalypse Now, que tiene una casita en una isla del Tigre.
Quiero que Brando la vea. Estoy seguro de que le va a encantar. “¡The horror!,
the horror”.
(*) Esta nota fue publicada en el Diario PERFIL.
Fuente Perfil.com Cuatro Cuatro Dos
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