Por Carlos Maidana
El contexto de incertidumbre deportiva de Independiente
encuentra aún mayor confusión en los procesos formativos, donde en 3 años ya
pasaron 4 coordinadores.
Que la actualidad deportiva del primer equipo es irritante,
ya es sabido. Pero lo que preocupa aún más es saber que en las divisiones
inferiores, lejos de haber un horizonte más claro, abundan de igual manera las
confusiones y las fallas groseras.
En los últimos 3 años ya pasaron 4 coordinadores, lo cual
evidencia que no hay un rumbo fijo trazado y mucho menos planificado. Ya
estamos -mal- acostumbrados a los cambios constantes de entrenadores en la
primera división, pero uno imagina y espera que en las inferiores sea todo lo
contrario. Sin embargo, Independiente no ha sabido construir un proyecto sólido
y concreto en una de sus áreas neurálgicas.
Cuando llegó esta comisión directiva, el que estaba en el
cargo era Miguel Gomis. Recomendado por Gabriel Milito, llegó al Club junto con
él y también se marchó cuando éste renunció a la reserva. Los dirigentes
buscaron un nombre de peso para reemplazarlo y así llegó Jorge Griffa.
Si bien algunos cuestionaron su arribo al cargo –
principalmente basados en prejuicios referidos a la edad – lo cierto es que la
nominación seducía. Griffa, de larga trayectoria en la formación de juveniles,
despertaba ilusión en un proceso que se pensaba a largo plazo. Y la comisión,
claro, lo anunció con bombos y platillos. Descansaba en su persona la aparente
esperanza de un reordenamiento a largo plazo en el área.
Sin embargo, apenas 1 año y medio después y con críticas
referidas al trabajo diario y al equipo de captación, Griffa fue separado del
cargo. Dejó, a pesar de esos cuestionamientos, un capital, a priori,
ineludiblemente interesante: la aparición de Ezequiel Barco en la primera y la
reciente promoción de Gastón Togni.
Los dirigentes pensaron en las alternativas de Fernando
Berón y de Fernando Batista, aunque finalmente se decidieron por el DT de la
Reserva. Sin embargo, y cuando sólo faltaba cristalizar la nominación, apareció
Pablo Moyano – en su cargo de presidente del fútbol amateur, nada menos – con
la decisión tomada de manera unilateral de contratar a Claudio Vivas. Con
aparente buen paso por Estudiantes y Banfield, el exayudante de Marcelo Bielsa
se hizo cargo del puesto.
Pero así como llegó de manera intempestiva, Vivas se fue
abruptamente y envuelto en un escándalo que sólo le trajo mayor desprestigio al
Club. Con la confirmación de Ariel Holan como entrenador, Vivas destiló su
rechazo por cuanto micrófono encontrara a su disposición. Y vaya si los tuvo.
Se explayó en sus diferencias y sus nulas ganas de compartir un espacio de
trabajo con Holan y puso el tema en todas las portadas. Con un ofrecimiento
latente de Boca, forzó su salida y terminó dejando el cargo de común acuerdo
¿Quién salió herido en la disputa? El Club y su imágen.
Más tarde que temprano, le terminó llegando la confirmación
a Berón que, además, ahora deberá compartir la tarea con su estadía al frente
de la reserva. Hombre capacitado y altamente referenciado, con un paso similar
en San Lorenzo, Berón vuelve a despertar las expectativas de seriedad sobre su
persona. Algo que el proyecto, hasta ahora, no lo tuvo en absoluto.
Fuente Infierno Rojo
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