Venía de golear a Independiente en Salta. Pero ahora, en Mar
del Plata, la Academia hizo un planteo más cauteloso y terminaron sin goles. En
una extensa definición por penales, volvió a prevalecer el equipo de Cocca: 8 a
7.
MAR DEL PLATA. ENVIADO ESPECIAL Nahuel Lanzillotta
Foto: F. Gastiarena
La sana costumbre. Lisandro López, el capitán, recibe la
Copa y todo Racing festeja. Como en Salta, el clásico fue para el equipo de
Cocca, que acertó en los penales.
Ni en los penales puede Independiente con Racing. Orion se
lució metiendo el suyo al ángulo y conteniendo el tiro de Nery Domínguez y La
Academia volvió a festejar en Mar del Plata. Fue 8-7 en el desempate después de
una pálida igualdad sin goles. El Rojo había contado con las chances más claras
en los 90 minutos, pero Diego Vera no las metió. Y así, la revancha en la Costa
terminó como el choque de Salta: con Racing sonriendo y con Independiente
cabizbajo, aunque el desarrollo se pareció poco al del 3-0 de la semana pasada
y el equipo de Holan, en clara etapa de construcción, dio señales de mejoría.
Si algún hincha desprevenido leyó la formación inicial de
Independiente y después se perdió el partido, se habrá quedado con que su
equipo jugó con tres defensores, cuatro volantes y tres delanteros bien
marcados. Nada de eso. Ariel Holan disfrazó su verdadero planteo bajo la
máscara de un 3-4-3 que jamás se vio dibujado en el pasto del José María
Minella. El esquema real que presentó Independiente en la cálida noche
marplatense fue un 5-4-1. Porque los carrileros, Damián Martínez y Juan Sánchez
Miño, estuvieron todo el partido más cerca de los stoppers que de los supuestos
extremos. Y los supuestos extremos, Emiliano Rigoni y el pibe Gastón Togni,
estuvieron decididamente a los costados del doble cinco y no como laderos de
Diego Vera (Germán Denis tenía una molestia en el tendón rotuliano), quien fue
sometido a las sombras de la soledad.
Esperó Independiente. Esperó y esperó sin proponer mucho más
que intentar algo de contraataque en la parte inicial. Racing, entonces, hizo lo suyo. Lo que ya tiene aprendido desde hace rato. Apoyado
en Diego González y Luciano Aued, su doble cinco, mantuvo la pelota en su
poder. La cuidó y trató de aproximarse al arco rojo con paredes y juego fluido.
Tocar y pasar fue el lema de Racing ayer. Y le salió varias veces
para dejar en el camino a rivales y lograr meterse en el área de enfrente. Tuvo
sus chances serias. Pero más serio fue lo de Campaña. ¡Campañón!
El arquero de Independiente fue el sostén de sus compañeros.
Con sus manos respaldó cada vez que pudo a una defensa por momentos
desorientada. Intervenciones salvadoras ante un remate con desvío de Luciano
Aued, en un mano a mano increíble con Lisandro López y en otra a quemaropa ante
el Chino Vittor tras un envío frontal de Marcos Acuña.
Del otro lado, el Diablo no asustaba a nadie. Holan probó
con Maximiliano Meza como armador al lado de Julián Vitale, que debía desdoblar
su esfuerzo en la marca. Sin embargo, Meza, un hombre
acostumbrado más a estar cerquita del área, no sintió el puesto. Nunca pudo
adueñarse del fútbol del Rojo y menos que menos tener éxito a la hora de meter
alguna pelota entre líneas para alimentar a Vera, el único punta, que tiró
afuera dos situaciones inmejorables de manera increíble.
En el uno contra uno, Racing era más que su vecino de
barrio. La razón es una sola y se sostiene en la lógica. Racing tiene hoy un
equipo armado, mientras que Independiente tiene la faja cruzada que advierte
que está en “zona de construcción”. Tiene referentes asentados La Academia,
jugadores que se entienden y una idea ya asimilada. En Independiente pasa a la
inversa: está en pleno proceso de renovación y carece de voz de mando.
De todas maneras, después de un primer tiempo muy flojo,
cambió la mentalidad tras el descanso. Se adelantó varios metros en la
cancha y buscó sin mucho fútbol pero con muchas ganas -algo que estuvo ausente
en los últimos clásicos- el triunfo. El ingreso y debut de Nery Domínguez le
refrescó el círculo central, aunque tampoco supo definirlo. El penal errado en
la definición no impide que el hincha rojo se ilusione con un volante que tiene
fútbol y presencia.
Pudo ganarlo en los minutos finales Racing, cuando Vittor
conectó un centro sin convicción y salvó Campaña. Pudo ganarlo Independiente,
pero Vera -que una cosa es generando y otra muy distinta definiendo- falló dos
veces de modo increíble. Y todo terminó sin goles. Hasta que llegaron los
penales y se repitió la historia.
Fuente Clarín
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.