Germán Denis no paró en las vacaciones y su físico luce
impecable. La mejor prueba es que gritó en los tres amistosos.
Por Favio Verona
Cambia de ritmo y de dirección, hace piques cortos y
completa ejercicios de velocidad a reacción si que en ningún momento le falte
el aire. A Germán Denis se lo ve mucho más rápido que en el semestre pasado. Su
cuerpo parece responder a la misma velocidad que su cabeza, algo que durante el
ciclo de Mauricio Pellegrino sucedía a la inversa: su físico era el obstáculo
que le impedía ejecutar las jugadas que estaba pensando. Desde que comenzó la
pretemporada, el Tanque resuelve con mayor eficiencia. Nunca le faltó capacidad
para leer el juego, pero su cuerpo evidentemente era una de las barreras que le
impedía exhibir la sapiencia que le concedió la experiencia.
En las últimas prácticas se advirtió en él otra frescura.
Está más liviano. Y ya no se ahoga después de un par de piques exigentes. La
postal del delantero, agitado y con los brazos en jarra, fue una constante en
el último torneo. Al goleador se lo notaba pesado y sus movimientos eran
lentos. En algunos partidos le alcanzó con algunos estiletazos de su calidad
para marcar la diferencia. Pero en líneas generales se ahogó en la
intrascendencia y terminó perdiendo el puesto (fue titular en nueve partidos y
entró en siete).
Durante el último receso, mientras sus compañeros
disfrutaban de las vacaciones, el Tanque viajó a Bariloche con un preparador
físico al que hizo venir desde Italia. En esa ciudad comenzó con su preparación
para llegar en óptimas condiciones al 13 de junio, cuando el plantel comenzó
con los trabajos de pretemporada. Pasadas y entrenamientos de fondo formaron
parte de su rutina diaria, a orillas del Lago Nahuel Huapi. “Quiere revancha.
Sabe que puede rendir mucho más y está trabajando para cambiar su imagen y recuperar el puesto”, le comentaron a Olé
desde el entorno del jugador. Hoy, los resultados están a la vista: el atacante
luce una figura mucho más estilizada. Perdió algunos kilos y ganó fibras. Eso
le permite desmarcarse con mayor facilidad, algo que quedó en evidencia en los
últimos tres amistosos que disputó, en los que convirtió tres goles.
El cambio no sólo es proporcional a su respuesta física. El
4-3-3 y la idea que impuso Gabriel Milito también son factores preponderantes
que inciden en el rendimiento del delantero de 34 años. En el molde de
Pellegrino solía quedar aislado, ya que para el equipo la prioridad era la
reducción de espacios en campo propio y los de arriba solían padecer la falta
de abastecimiento. A Denis la pelota no le llegaba, él se desesperaba y debía
retroceder hasta la mitad de la cancha para poder participar del juego. Pero
semejante despliegue le demandaba un desgaste que el ex Atalanta no estaba en
condiciones de hacer, por lo que llegaba extenuado al sector de la cancha en el
que el equipo más lo necesita: el área. Con el Mariscal siempre lo rodean dos
extremos que lo abastecen desde los costados. Y los volantes interiores se
suman desde atrás, por lo que la presión de convertir no recae exclusivamente
sobre sus espaldas.
El Tanque está que vuela.
Fuente Olé

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