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lunes, 25 de julio de 2016

El primer Pato




Hace 40 años debutaba como técnico José Omar Pastoriza. Fue en el Rojo, el club al cual le dio mucha gloria y su vida. 

Siempre estará presente.


 El Pato Pastoriza, siempre presente en el corazón de Independiente.



Por Beto Tisinovich



"Gracias señor Pastoriza, por todo lo que me das...”, cantaba toda la gente del Rojo cada vez que el Pato enfilaba para el banco de suplentes. Es que decir José Omar Pastoriza es decir Independiente. Fue ídolo y referente como jugador y como técnico. Llegó desde Racing en 1966, luego de estar en Rosario Central y Colón, y en el Diablo se consagró. Metió cuatro títulos antes de irse en el 72 a Monaco, a codearse con Raniero, si hasta dicen que le hizo asados en el Palacio Real...



Volvió cuatro años más tarde, pero ya como técnico. Al toque se hizo cargo de su amado Independiente y hoy se cumplen 40 años del debut como entrenador, una función en la que llevó al Diablo a tocar el cielo con las manos. Ese mismo cielo que lo alberga desde el 2 de agosto de 2004 y si bien no está físicamente, no hay día en el que quien lo conoció no lo recuerda con alguna anécdota, que incluye esa chispa de un hombre con códigos al 100%. El Pato asumió la responsabilidad de conducir al Rojo, que venía de perder el reinado copero con River. Ya con Julio Grondona como presi del Diablo, Pedro Iso y Carlos Sola de vices, el Pato arrancó ganador: 5-1 al Estudiantes de Bilardo, que en el Nacional 75 fue sub del gran River de Angel Labruna. Y ese día no pudo contar con Bochini, Bertoni, Trossero, Galván y Percy Rojas. Era el Metro 76 y a los 35 días, logró su primer título al vencer por penales a Atlético Español en Venezuela, luego de dos partidos empatados, por la Interamericana.



Su primera vuelta olímpica en el ámbito local fue en el Nacional 77, que finalizó el 25 de enero del 78. Sí, la noche en la que el Rojo con tres jugadores menos por las expulsiones de Larrosa, Galván y Trossero, quienes reclamaron con razón que el 2-1 de Talleres fue con la mano. El Diablo empató 2-2 con un golazo de Bochini, tras una pared con Bertoni y Biondi, a quienes el Pato metió para producir la mayor hazaña futbolística que se recuerda por estos lugares. Al año siguiente, repitió el torneo pasando por arriba en la final a River, que en su equipo tenía seis campeones mundiales en 1978. Después se marchó y pasó por Talleres, Racing y Millonarios, para regresar al CAI, que tenía un equipazo pero que no pudo salir campeón con Nito Veiga. En ese 83, ya con el torneo empezado, tenía a tres baluartes que ya había dirigido: Bochini, Trossero y Villaverde. Con ellos, más la presencia de Clausen, Giusti, Burruchaga, Marangoni, Goyén, y los pibes como Carlos Enrique, Percudani y Carlos Sánchez salió campeón. Ya en la Libertadores, donde repatrió a Barberón de Colombia, armó ese gran conjunto que logró la séptima conquista y luego la Intercontinental ganándole al Liverpool en Japón. Se fue enseguida, y a los meses regresó hasta diciembre del 87. Tuvo dos períodos más: 1990/91 y 2004, y en éste último el Pato no pudo ganarle a la muerte.




YO DIGO



Ricardo Pavoni / Primer capitán del Pato



El gran jefe de Independiente



Con el Pato fuimos construyendo nuestras carreras casi a la par desde que él llegó al club. Fue un muy buen amigo y siempre compartía la habitación con él en las concentraciones. Era un hombre inteligente, con una personalidad avasallante. Y sabía contagiarle su seguridad a los grupos que le tocó conducir. Porque Pastoriza manejaba todo. Fue el gran jefe de Independiente. Cada vez que había algún problema, salía a dar la cara por el grupo. Y se le plantaba a cualquiera con muchísima autoridad. Su presencia inspiraba respeto. Antes de su asunción como técnico tuve una reunión con él, ya que quería saber con qué se iba a encontrar. Siempre te decía las cosas de frente. No dejaba escapar nada. Nadie se enteraba lo que pasaba puertas adentro. Algunos le cuestionaban los asados que organizaba para el plantel, pero ahí zanjábamos nuestras diferencias y el diálogo fortalecía al grupo.




YO DIGO



Karina Pastoriza / Hija del Pato



Dejó su salud en el fútbol



Estoy muy orgullosa de ser su hija, pero no sólo por lo que fue como jugador y técnico, sino porque todos los que lo conocieron siempre me dijeron que fue una gran persona. Un hombre leal, frontal y con códigos que jamás rompía. Hay valores que trascienden a lo deportivo, y ésos fueron la base sobre la que supo construir sus equipos y su propia vida. Tuve la suerte de conocer a muchas personas del mundo del fútbol y nadie me contó algo malo de él. Muchos me dijeron que fue el mejor técnico que tuvieron. Jairo Castillo y Navarro Montoya, entre otros, siempre me han hablado de él con mucho afecto. Y los hinchas también lo tienen muy presente. Quizá lo teníamos poco tiempo en casa porque él vivía por y para al fútbol. Le entregó su vida a su pasión. De hecho, dejó su salud en el fútbol y todos los infartos que tuvo seguramente tuvieron que ver con la forma en la que lo vivía. Un apasionado.




YO DIGO



Enzo Trossero / Capitán con Pastoriza



Predicamento y personalidad



Se nos fue muy joven el Pato. Tenía apenas 62 años y pasó más de una década desde su partida, pero lo quise mucho y lo extraño. Tuve una relación muy especial con él, ambos nacimos un 21 de mayo, aunque él tenía 11 años más. Fue un hombre con mucho predicamento y una gran personalidad, la misma que supo transferirle a sus equipos. Un tipo muy agradable, que sabía escuchar y reconocía sus errores. En determinado momento el grupo se había dividido y él se inclinó para un lado, pero luego supo enderezar la situación. Siempre trazó objetivos claros y si bien en su Independiente había jugadores técnicamente muy dotados, todos debían meter. Me tenía aprecio y me dio la cinta de capitán. Su temperamento se vio reflejado en la final ante Talleres, cuando evitó que el equipo dejara la cancha. Como DT fue extraordinario. Pero lo más importante es que fue una persona extraordinaria.





Fuente Olé


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