Rafael Barrios, recién llegado a Defensa y Justicia,
recuerda sus primeros pasos por Independiente: “A veces comíamos poco porque no
alcanzaba para todos”.
Para la gran mayoría, el fútbol es ese espectáculo de fin de
semana que apasiona y entretiene, y muchas veces lo contemplamos así, como un
producto hecho y derecho.
Pero la verdad es que detrás de la pelotita que rueda
hay muchísimo más. Hay historias de vida, alegrías y tristezas.
El caso de
Rafael Barrios, de 23 años, será como el de miles de chicos que, a una edad muy
temprana, dejan a sus familias en el Interior del país y se mudan a la gran
ciudad para llevar a cabo su sueño. Y no es fácil. Para nada. Ocho años estuvo
Rafael en Independiente, y pasó más malas que buenas. Desde extrañar a su
familia y pensar en abandonar todo y volverse, hasta pasar hambre en una
pensión para chicos que, antes que nada, debería ser un hogar y no un juntadero
de futuros posibles jugadores de Primera, donde ni siquiera había frazadas para
mitigar ese frío que carcomía los huesos. Hace casi un mes llegó a Defensa y
Justicia y hoy habló con Olé.
Aquí su historia de vida.
- ¿Cómo fue que llegaste a Independiente?
- Por unas pruebas que hicieron en Corrientes, donde
buscaban chicos. Ahí me vieron y me trajeron cuando tenía 15 años. En esa época
jugaba de 5, en el club Robinson, y cuando llegué acá me instalé en la pensión
del club.
- ¿Cómo recordás aquella época?
- El primer año jugué muy poco y extrañaba un montón. Igual,
cuando me vine para acá sabía que venía a hacer lo que más me gustaba, y que no
iba a ser fácil. Cuando entrenaba me despejaba y estaba bien, pero cuando no
jugaba y no estaba bien, extrañaba mucho. Gracias a Dios me acoplé rápido a mis
compañeros, y la terminábamos pasando bastante bien. Pero las cosas en la
pensión no estaban bien... pasábamos frío y hambre. Hoy, comparado a como
estaba antes, parece un hotel cinco estrellas. Nadie se quedaba cuidando a la
noche, hacía mucho frío, no había frazadas, nada. Y con el tema de la comida
también había problemas. A veces comíamos poco porque no alcanzaba para todos.
- ¿La dirigencia daba alguna respuesta?
- No. Las cosas venían mal desde la gestión de Julio
Comparada (NdeR: presidió el Rojo entre 2005 y 2011), y siguió con la de Javier
Cantero, quien sucedió a Comparada y estuvo hasta 2014. Los dirigentes iban
cada seis meses y no aportaban nada que hiciera la diferencia. Sólo iban cuando
las cosas estaban un poquito mejor, en las malas no aparecían.
- ¿Hablaban con alguien sobre la situación?
- No, nosotros directamente no nos metíamos. Los que
supuestamente reclamaban eran los encargados de la pensión.
- ¿Cómo recordás tu debut en Primera, allá por junio del
2013?
- La verdad es que no fue un debut muy lindo porque no me
salieron bien las cosas y encima perdimos. Fue en Copa Argentina contra
Arsenal, con Miguel Brindisi como DT. Para colmo ése fue el año del descenso y
me quedé con el gusto amargo. En esa época debutaron muchos pibes que hoy ya
dejaron el club, y que fueron los que pusieron el pecho en esa mala situación.
Después, cuando volví a jugar (debutó en el torneo local con Almirón), ésa sí
que fue una alegría enorme porque lo pude hacer bien y encima estaba mi familia
viéndome en la tribuna. Fue muy especial por todo lo que venía viviendo: no
tenía contrato, a veces no teníamos para comer, y tantas otras cosas. Muchas
veces la gente no ve o no sabe lo que hay detrás del jugador. Para llegar a
Primera hay que pasar por muchas cosas.
- Mirando para atrás, ¿volverías a elegir el mismo camino,
en el que tanto sufriste?
- Obvio. Gracias a eso aprendí mucho. Cuando a uno le
empieza a ir bien todo se valora mucho más que cuando las cosas vienen rápido y
sin esfuerzo.
- ¿Cómo tomaste la chance de llegar a Defensa?
- Muy bien. Por la edad que tengo necesito jugar y creo que
en Independiente no iba a tener tantas oportunidades como capaz puedo tener
acá. Me sumó el hecho de ver que a los chicos de Boca o River que vinieron el
torneo pasado les fue muy bien, por la manera de jugar que hay. Al Rojo le
tengo mucho cariño, pero creo que venir a Defensa fue una buena decisión. Hay
muchos jugadores a los que le fue mal en algún club y cuando cambian de equipo
renuevan la confianza y les empiezan a salir bien las cosas. Capaz que a mí me
estaba haciendo falta ese cambio de aire.
-¿Hablaste con Holan?
- Sí. Lo que más me sorprendió fue la humildad de todos. Con
respecto al DT, me pidió algo muy parecido a lo que me pedían Milito y Almirón:
que disfrutara del fútbol y que tuviera confianza en mí mismo, que las cosas
luego llegarán solas.
-¿Tu experiencia con Milito en Reserva?
- Me enseñó muchísimo, es un muy buen técnico. Tiene algo
especial y le sabe llegar al jugador, sin dudas eso es lo mejor que tiene. Es
muy bueno explicando los conceptos que pretende inculcar. Su pasión, su forma
de hablar y de hacer las cosas que tiene, te transmiten seguridad.
Fuente Olé
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