El volante, de 26 años, sumó hoy sus primeros minutos de
fútbol con el plantel del Rojo
Por Jonathan Wiktor
La tarde del 16 de julio de 2013 Pep Guardiola llevaba una
camisa a cuadros apenas arrugada, un pantalón marrón amarrado por un cinto un
tono más oscuro y una sonrisa un tanto marcada hacia su izquierda, la misma que
usa la mayoría de los catalanes al hablar. El de Santpedor, por primera vez en
aquella semana, había olvidado su enfado. Thiago Alcántara , su jugador
fetiche, la pieza de auxilio más determinante para su maquinaria, saludaba a
los hinchas luego de firmar su vínculo con el Bayern Munich. En la capital de
Baviera, algunos, en ese instante, incrédulos, llegaron a preguntarse por qué,
en un plantel colmado de estrellas y con un presupuesto que le permitía apuntar
más alto, Pep insistía por el hijo de Mazinho. No entendían que Thiago era la
célula madre que -en un principio- contagiaría el estilo del entrenador sobre
el césped. Algo así ocurrió esta mañana en Avellaneda.
Antes de que comenzara el amistoso ante Aldosivi, Gabriel
Milito se reencontró con Juan Manuel Sánchez Miño (26 años, Buenos Aires), el
tercer refuerzo de Independiente del mercado invernal, y, como hizo Pep hace
tres años y siete días, también sonrió. Sánchez Miño fue, incluso antes de que
comenzara la pretemporada, el ineludible pedido de Milito. Si Pep en su momento
había dicho que "es Thiago o ningún otro", Milito, sin hacerlo
público, lo hizo entender durante toda la negociación.
Su encanto tiene una explicación: Milito y Sánchez Miño
coincidieron en Estudiantes y hubo una conexión inmediata. El Mariscal vio en
él a un futbolista con las características necesarias como para sembrar su idea
sobre el terreno y, además, a un talentoso dispuesto a aceptar los movimientos
tácticos que necesitara el equipo. Al igual que Pep con Thiago, Milito
comprendió que Sánchez Miño podía suplir las eventuales fallas del sistema. Una
suerte de corrector, tal vez el virus de su idea en un pendrive a la espera de
un puerto USB para comenzar a ejecutarse a distancia.
El ex futbolista de Boca, cuya ficha era del Torino, pero
que llega proveniente de Cruzeiro, tuvo hoy sus primeros minutos de fútbol en
su nuevo plantel. Jugó para el equipo suplente en el amistoso ante Aldosivi:
primero como interior, luego como extremo. Independiente, con su incorporación,
suma un mediocampista versátil, con buena pegada, que puede darle variantes
dentro del 4-3-3 que Milito ensaya con pericia.
La prolongada interrupción entre ambos torneos le facilita
al entrenador de Independiente la posibilidad de empotrar a Sánchez Miño dentro
de su dispositivo, cuestión que hubiera resultado un tanto más compleja si la
competencia oficial ya hubiera comenzado. Pero de todas maneras deberá tomar
decisiones: a pesar de que hoy el equipo no estuvo al mismo nivel que en las
anteriores presentaciones, no será nada sencillo retocar una estructura que
funcionaba en un buen nivel.
Por el sistema que suele utilizar Milito, hay tres
posiciones en las que puede moverse Sánchez Miño: en caso de jugar 4-3-3, lo
puede hacer como interior o como extremo, también eventualmente como lateral
izquierdo. Si llega a jugar con un 4-2-3-1, también tendrá tres alternativas:
como interior, conector o lateral. El ex Boca como un resumen de lo que quiere:
buen manejo de la pelota y agresividad ofensiva cuando el momento lo requiera.
Sánchez Miño, que hoy superó la última etapa de la revisión
médica, entre lunes y martes firmará un contrato por cuatro años. Es tan sólo
un detalle burocrático que no ocasionará inconvenientes, de modo que Milito
-por fin- puede decir que tiene a su Thiago Alcántara.
Foto: FotoBAIRES
Fuente Cancha Llena
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