Por Mauro Erbiti
Diego Rodríguez (5): sin responsabilidad en el gol de
Aleman. Estuvo atento a salir en los centros y también para sacar rápido.
Nicolás Figal (5): siempre es el que más arriesga en la
salida. Ganó y perdió.
Emanuel Aguilera (5): presentación aceptable del central. No
desentonó. Se comió un caño de Alemán en el gol.
Víctor Cuesta (5):
regular. Alternó buenos anticipos y pérdidas en el primer tiempo. Poco
protagonismo en el segundo.
Alexis Zárate (4): no se afianzó, ni en defensa ni en ataque
con sus proyecciones.
Jesús Méndez (6): mal en la primera parte, bien en la
segunda. Armó una excelente jugada y le dejó el gol servido a Lucero para el
mano a mano.
Federico Mancuello (5): poca participación. Luego, un golpe
en la cabeza lo sacó de la cancha. Una lástima.
Lucas Villalba (3): además de sus habituales errores abajo y
su nulo aporte en sus subidas, tuvo un rechazo espantoso y al medio en el gol
de Arsenal. Sin dudas, el suyo es el puesto a reforzar en el próximo mercado de
pases.
Daniel Montenegro (5): sin protagonismo en el inicio. Luego,
en el segundo tiempo, tuvo un tiro libre que pasó cerca y mandó el centro para
Penco en el gol. Pero no fue la manija del equipo. El Rojo lo necesitaba más.
Claudio Riaño (4): le costó. Quedó totalmente aislado. En el
entretiempo, salió.
Juan Martín Lucero (3): desastroso e insoportable lo del
delantero. Se perdió un mano a mano increíble en el complemento. Es verdad:
hubo una jugada que estaba en la misma línea y él definió al gol. Pero salvo el
encuentro ante Tigre, nunca dio la talla. Nunca gana en las pelotas divididas.
Nunca se hace los espacios para picar. Nunca se asocia con los compañeros.
Nunca nada. Está teniendo un torneo totalmente decepcionante, ya que no
demostró ninguna de las cualidades que le valieron el titulo de goleador de la
pasada temporada en la B Nacional y el pase a Independiente. Está en deuda.
Franco Bellocq (4): entró por Mancuello. Bajo.
Sebastián Penco (7): todo lo que le falta de actitud y
presencia a Lucero, le soban a Motoneta. Generó faltas, inquietó y marcó la
igualdad. El entrenador lo pone para salvar los partidos y él casi siempre
respondió. Cuatro goles en escasos pastidos y minutos para el nueve, que es el
segundo goleador del equipo detrás de Mancuello. Lucero, y Riaño, que jugaron
casi siempre, tienen tres y dos tantos respectivamente. De no ser por la idea
del técnico de un equipo con más movilidad y dinámica, es inentendible la no
inclusión de Penco en el once titular.
Martín Benítez (4): siempre lo mismo. No desequilibra
porque, a pesar de sus cualidades, no entiende el juego y no busca juntarse con
los demás. Lo único positivo: la falta que le hicieron y terminó en el gol del
Rojo. Nada más. Y pegó un patadón que levantó a dos rivales y era roja directa.
Irresponsable. A esta altura, con su edad y partidos jugados, deja poco margen
para pensar que puede cambiar su manera de jugar o madurar.
Jorge Almirón (5): otra vez, paró una línea de tres -de
cinco-. El equipo salió totalmente dormido y sin actitud. Mereció irse incluso
por mayor diferencia en contra al vestuario. En el complemento, con la impronta
de Penco, se logró empatar. Pero luego, los jugadores se nublaron. Nunca
pudieron jugar de buena manera. Fue todo a los ponchazos. Respecto a los
cambios, son por lo menos discutibles. Bellocq, de muy mal torneo, entró para
marcar en un equipo que defendía con cinco. Con Penco hizo ficha por ficha,
cuando ya se perdía y había que buscarlo. Y sigue insistiendo con Benítez, que
nunca rindió y puede que nunca rinda. Obviamente, nadie pensaba que con mayoría
de juveniles y técnico y jugadores nuevos Independiente pudiese pelear. Menos
pensando el pasado en la B Nacional y el ascenso milagroso. Pero, ya con la
responsabilidad de ser protagonista, al Rojo le pesó jugar ante Gimnasia y
ahora en el Viaducto. No dio la talla.
Fuente Infierno Rojo
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.