Me puso
delante un café y un whisky sin hielo.
Y mi
Sobrino preguntó:
¿Por qué le
dás a Almidón, como lo llamás Vos Tío y no a los ineptos que partido a partido
veo en la cancha con la camiseta?
Revolví el
café y miré por los vidrios una parte de una Buenos Aires que cabía en el marco
de una vidriera cagada por las moscas.
Era
bastante limitada la visión de ese marco despintado para hablar de un panorama
amplio.
Pero se
veía la calle.
Al menos un
pedazo.
Y nunca
vemos todo.
Porque no
podemos mirar más.
Porque no
nos gusta mirar más.
Porque no
queremos mirar nada más.
Porque lo
que vemos no nos gusta.
Porque nos
asusta.
Porque no nos dejan mirar nada.
Y callamos.
Hasta que alguien dice que vió.
Perdemos el miedo.
Y entonces como MILAGRO, VEMOS TODOS
Porque no nos dejan mirar nada.
Y callamos.
Hasta que alguien dice que vió.
Perdemos el miedo.
Y entonces como MILAGRO, VEMOS TODOS
Jodido el
caso para responderlo mientras tomaba el café.
Traté de
zafar contando el chiste de la Presidente intentando entrevistarse con Obama.
Le dijeron que estaba “En Ohio” y
preguntó “¿ Conmigo ?
Ni pelota.
No sirvió y me apuraban a responder.
Sobre Almirón,
para colmo con fea rima para la tribuna, y ojalá no esté dando malas ideas.
Que vivía
FELIZ en una tierra de buenas vides y veredas inmaculadas. Poblada por
Ciudadanos no por devastadores inadaptados al suelo y que no comparten su ciudad.
La disputan.
A Almirón el UNO le dijo “Tenés que ir”
Y vino.
Y está acá hasta
que UNO piense otra cosa, porque le imponen que el tercer decimal si es cinco o
superior incrementa al segundo decimal en una unidad.
Si lo
entendiste mejor, pero si no te lo explico:
“Si el tres
no sirve y es un animal también necesitamos en pocos segundos un cinco superior que incremente la unidad.
Y el UNO tiene el cinco a tu medida” El que necesitás.
Y el UNO tiene el cinco a tu medida” El que necesitás.
Complicaciones
de las matemáticas que solo Paenza puede explicar. Antes te las explicaba el finadito que nos quería tanto y nos enterró.
Respiré
profundo y me dirigí solemnemente a mi Sobrino, a quién jamás engañaré.
¡ Ves este
es un whisky sin hielo ! La gente no concibe algo distinto y le extraña que sea
sin hielo.
Yo como Vos
amamos la misma música.
Que nos conmueve. E intercambiamos temas que nos hacen percibir y amplían nuestra percepción.
Pero en algunas cosas discrepamos.
Si digo:AC&DC,
Hermetika y Justin Bieber a Vos te suena raro al oído.
¡No ¡ ¡Para! No me putees Sobrino, es solo una comparación absurda pero te sorprendería la cantidad de pelotud@svotantes que obtendríamos hoy si preguntaramos a los pelotud@s.
Es una encuesta que incluye tanto a quienes aún no están preparados para escuchar, y a los que no
escucharán nunca sin ser sordos.
Porque
comienzo a sospechar que el problema no son solo los que MIRAN sin VER, sino
los que ESCUCHAN sin OIR.
Y por más
que les hables y les digas es al PEDO.
ES AL PEDO
ES AL PEDO
Sordos como una tapia, decián los abuelos.
Almirón es
más de lo mismo.
Porque carece
de Estirpe Ganadora, lo que no quiere decir que no la tenga, pero tiene MIEDO y
no muestra esa condición de Lider.
Debe
ponerla. Y respetar a lo que El cómo hincha dice sentir y será lo que sentimos
todos los hinchas.
Y además
¿Quién te elige los que Concentran?
¿Quién te elige
los once que entran a la cancha?
¿Quién te elige
los que salen y entran de recambio?
¿QUIEN DEBE
ASUMIR RESPONSABILIDADES Y DELEGAR TAREAS?.
¿ Te paga
la cuota del auto con su sueldo, o se lo gasta para El?
¡ Ves este
es un whisky sin hielo! La gente no concibe algo distinto y le extraña que sea
sin hielo.
Pero los Rojos somos diferentes.
Pero los Rojos somos diferentes.
Y Almirón dirige
a un equipo diferente. Donde de local salimos a ganar y no con línea de cinco
atrás.
Ultimamente
le falla el olfato y va al horno de la cocina.
Cuando el asado
está en la parrilla.
Mi Sobrino
me miraba serio pero a la vez indulgente.
Como quien
pisa la realidad a cada paso y porque te quiere te regala pantuflas hechas de
nube por su hija que adoro.
Para que
abras el paquete y te las pongas - me dice - y no te duela caminar.
Traté de explicarle que me gusta caminar y lo hago diariamente, no me molesta recorrer largos caminos.
Me molestan los que debo esquivar porque no te ven y ahora los que les gritás y no te oyen.
Le dejé
besos para la Princesa del Rojo. Su hija.
Me acompañó
hasta que subí al bondi.
En el viaje
de vuelta, mirando por la ventana del colectivo pensaba si hice bien en
contarle MI verdad, dado que diariamente vivimos otra mentira que desde hace
años pretende ser el relato.
Y muchos pelotud@s se la comen. Sin hielo.
Ernesto Assale
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