Ilustró rrrojo
Nada es
sincero. Todo fingido.
Sin amor
por el juego.
Sin sentimientos nobles que exalten los sentidos.
Sin emociones
puras que obedezcan a buenas intenciones de generar algo que trascienda.
Todo
mezquino. Calculado. Con la tarifa anticipada.
Prostibulario.
Hasta acá
te dijeron y hasta ahí llegas. No pretendas belleza cuando lo único que interesa
es cumplir la formalidad. Del tiempo estipulado. Que inicia y termina un
silbato mal soplado.
Cuando todo acaba pero no termina.
Sigue con
las formalidades.
De pretender
explicar que lo que viste en realidad no lo viste y era encantador.
Te lo
perdiste.
Y en el
camino hasta quedaron tiradas las ignoradas buenas intenciones de inexpertos actores,
aún desconocedores de tan antiguo negocio.
Creyentes
inocentes que con aires frescos y juveniles pretendieron cambiar esos
códigos, que de oído a oído les trasmitieron aquellos que les dijeron que Ellos
no se los habían dicho.
Porque la
inocencia siempre pierde a la hora del sorteo de árbitro.
Terminó.
Tanto espamento para unas pocas putas locas.
Sin
festejos. Solo un trámite. Que dura lo necesario.
El tiempo
medido sin discreción por el que regentea y te marca la posición.
Un fútbol
prostibulario.
Donde se
finge jugar y se actúa para cobrar el bolo por actuar…
Hasta que
se acaba.
Se acaba
por obligación.
Y te quedás
con las ganas.
¡ Me cago ¡
Se cayó el café sobre el papel donde escribía.
Miro a mi
alrededor para ver si el papelón era compartido por los de las otras mesas.
Por suerte
no.
Miraban el
cierre del espectáculo del “Fobal pa Tuitos” que afortunadamente lo pasan
después de las quince horas, por la noche, en horario de Protección al Cerebro.
Habian
jugado la Bosta y las Gayinas. Y Habían perdido los dos.
La gente
que pagó para verlos en la cancha se sintió defraudada como si alquilara una
peli porno que se corta en la mitad.
Y los que
perdieron su tiempo viéndolos por tele se ahorraron la guita de alquilar la
porno.
Por allí
escuché nuevamente a los comentaristas deportivos que desde la TV deformaban el
amor, prostituyéndolo, queriendo con su relato redefinirlo.
Y la gente
escuchaba.
Y hasta
había muchas personas que dudaban entre la conveniencia de masturbarse o
concurrir al prostíbulo.
Ninguno
hablaba de amor.
De Enamorar
y Enamorarse.
Termine de
secar el café derramado justo cuando el mozo me traía otro sin haberlo pedido.
Me indicó
la mesa de donde lo habían ordenado, y apenas miré hacia allí lo vi a Daniel,
Diablo con el que tantas veces hablamos de fobal. Si FOBAL, como le decimos en
el café.
Estaba junto a Luisito mi hermanito, que se hace llamar Roberto,para
disimular que es Luisito, y a Fernando mi sobrino.
Llevé los
papeles empapados en café y mi pocillo hasta su mesa.
Dijeron que
me vieron escribiendo y no quisieron joder.
Ninguno de
nosotros hizo mención a como el Rojo seducía, conquistaba y enamoraba en
aquellos tiempos.
Ninguna fanfarronada.
Muy alejada y nada que
ver con este grotesco acto pornográfico protagonizado por dos que se dicen
grandes que habíamos visto hace minutos.
Volvimos a
recordar al Rojo aquel. Se te metía en el corazón. Y las minitas decían que sin
siquiera rozarles el corpiño.
Pagaron
Ellos, y nos fuimos caminando despacito buscando el viernes.
El que se va sin que lo echen, vuelve sin que lo llamen.
Fuente
rrrojo Para este Blog
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