Aunque dijo
tener fuerzas, el partido ante Atlético podría definir el futuro de Miguel.
Por Favio Verona
El infierno,
profundo: Independiente no gana hace diez juegos y el ciclo Brindisi se
desinfla.
Y si no suma en Tucumán...
La imagen
que dejó Independiente ante Aldosivi sirve para corroborar por qué hoy Miguel
Brindisi está en la cuerda floja. La carencia de un estilo de juego definido,
de una idea que despeje la confusión generalizada y destrone la dictadura del
pelotazo sistemático y sin sentido, es quizás un reflejo de los problemas
estructurales que afectan al equipo y a un club gobernado por el desconcierto
en todo los ámbitos. Y no es indispensable incurrir en el terreno de las
apreciaciones personales. Basta con remitirse a los números, agentes exentos de
cualquier dosis de subjetividad, para certificar por qué en el seno de la CD
son varios los que consideran que la continuidad del técnico es la prolongación
de una agonía que antecede a un final inexorable.
Tiene que haber una variable
de ajuste. Los tapones tienen que saltar por algún lado. Y los 10 partidos
oficiales que el Rojo lleva sin ganar contemplando el Torneo Final, la Copa
Argentina y los pasos en falso que dio el equipo los primeros tramos del
sinuoso camino que deberá transitar por la BN, colmaron la paciencia de varios
dirigentes.
Hoy, el equipo de Brindisi cumplirá tres meses sin festejar un
triunfo. Asoma como la excusa perfecta para una
determinación drástica.
Lo cierto es
que algunos directivos que ya le fijaron plazos perentorios al entrenador, pero
tampoco están despojados de las responsabilidades. La coyuntura, signada por el
desconcierto, desnuda una problemática que excede a Brindisi y sus
determinaciones. Los antecedentes previos al arribo del entrenador actual
certifican que la debacle, cuya fecha de caducidad aún no está confirmada,
comenzó hace un tiempo. Desde que Javier Cantero asumió a su cargo en diciembre
de 2011, Independiente ganó apenas 13 partidos de los 59 que disputó y sumó
sólo 60 de 177 posibles. Es decir, una magra cosecha del 34% de los puntos. Ni
siquiera el descenso detuvo la caída estrepitosa de un equipo que sigue
demostrando que siempre se puede caer más bajo.
Fueron 22 los jugadores que se
incorporaron durante los 18 meses que lleva la gestión de Cantero, lo que
trasluce una problemática que trasciende nombres propios. Las cifras de su
presidencia son diabólicas. De hecho, el 12° puesto que Independiente consiguió
en el torneo Final, la campaña en la que se consumó el descenso, fue la mejor
ubicación que alcanzó el Rojo en este último año y medio (terminó 16° en el
Clausura 2012 y 18° en el torneo Inicial de ese mismo año).
“Cantero no
va a hablar por un tiempo porque si lo hace tendría que mentirle a la gente y
no está dispuesto a hacerlo”, comentaron desde el entorno del presidente.
Es
que el empate del sábado frente a Aldosivi pareció marcar un quiebre. La gente
ya bajó el martillo. Los dirigentes, que ya emprendieron la búsqueda de un
reemplazante (suena De Felippe), también.
Si Independiente no da señales que
denoten una resurrección inmediata en Tucumán, el ciclo de Brindisi podría
concluir.
Fuente Olé

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