El triunfo contra Newell’s, que ya es el tercero al hilo de
un Independiente que necesita de resultados para resurgir, sirvió para seguir
trabajando con tranquilidad y para sumar más en confianza. El Rojo jugó un muy
buen primer tiempo, algo que no se veía desde hace mucho tiempo, donde supo
controlar las embestidas de la Lepra y lastimarlo de contrataque. El
complemento, por su parte, fue todo lo contrario.
Luego de una primera parte soñada donde el equipo sacó un
formidable 2-0 para afrontar la segunda mitad, los de Avellaneda parecieron
haber salido dormidos a la cancha, y los de Rosario se adueñaron del
mediocampo. Domingo Blanco y Lucas González no pudieron soportar la presión
ejercida por el rival y pasaron a ser meros espectadores de un conjunto
rojinegro que empezó a llegar y a poner a prueba a Sebastián Sosa. El uruguayo,
sobrio, estuvo atento ante cada aproximación.
El ingreso de Lucas Romero le dio un poco más de control al
Rey de Copas, que recién ahí pudo empezar a preocupar de nuevo a Alan Aguerre,
pero el adversario no dejaba de presionar y de llegarle. Recién con el ingreso
de Adrián Arregui, los conducidos por Julio Falcioni pudieron defenderse mejor
y empezar a jugar más lejos de su propio área. Sobre lo que fue el complemento,
el Emperador analizó: «En el segundo tiempo, el adversario manejó mucho más la
pelota y no pudimos salir con el juego que se consiguió en el primero, pero
creo que desperdiciamos muchas salidas rápidas que nos habrían dado una
diferencia mayor».
La lectura del director técnico, vale aclararlo, fue
acertada, porque el Diablo siguió generando peligro en el arco rival. Sin
embargo, jugó muy cerca de Sosa, y si bien Newell’s apenas pudo descontar, bien
podría haber llegado a un empate que habría tirado por la borda todo lo bueno
de la primera mitad. El saldo no deja de ser positivo, porque lo que se vio en
los primeros 45 minutos es algo que no se había logrado en ninguno de los tres
cotejos anteriores, pero el sofocón sufrido en el complemento fue innecesario y
es algo sobre lo que tanto Falcioni como los jugadores deberán trabajar.
Fuente Infierno Rojo
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