Por Eduardo Verona
La dirigencia de Independiente busca un arquero. Si no es
Andujar, otro de nivel reconocido para cerrarle los caminos al Ruso Rodríguez,
bancado por Gabriel Milito para volver a la titularidad. El entrenador asume
grandes riesgos con esta decisión. No solo por el rechazo de los hinchas hacia
el arquero, sino por las mediocres respuestas técnicas del Ruso.
Si Independiente no incorpora a Mariano Andujar o a otro
arquero con pergaminos similares, las señales que viene dejando Gabriel Milito
van en una dirección establecida: devolverle la titularidad al Ruso Rodríguez,
desplazado desde la quinta fecha del último campeonato (aquella derrota por 1-0
contra River en el Monumental cuando el Ruso dio un rebote que Alario tradujo
en gol) por el uruguayo Martín Campaña.
La plana mayor de la dirigencia interpreta, con razón, que
el ciclo de Rodríguez en Independiente está concluido. No se lo plantean en
estos términos a Milito para no crear un foco de conflicto. Pero la decisión
para sumarle un arquero de experiencia al plantel no es otra cosa que una
estrategia para que Milito no tenga otra opción que bajarlo al Ruso.
En su tránsito de 8 meses por Estudiantes (lo dirigió en 30
partidos, ganó 16 encuentros, empató 8, perdió 6, le convirtieron 38 goles, le
hicieron 23 y obtuvo el 62 por ciento de los puntos en disputa), Milito también
jugó muy fuerte a la hora de bancar a un arquero.
A pesar del regreso de Andujar a Estudiantes desde
septiembre de 2015, el técnico no le dio ninguna chance. Siguió siendo titular
Hilario Navarro, lo que despertó un malestar generalizado que abarcó a la
dirigencia liderada por Juan Sebastián Verón, a la prensa platense y a los
hinchas.
Milito resistió como pudo. No lo puso nunca a Andujar. Pero
a pesar de hacer una campaña aceptable, después del 4-0 a Olimpo cuando
Estudiantes logró clasificarse a la Copa Sudamericana de esta temporada,
renunció aduciendo que se había quedado "sin fuerzas". Por supuesto
que esa hipótesis que suscribió Milito no se la creyó nadie. Ni Milito, quien
tomó como propia aquella misma declaración de Marcelo Bielsa cuando el 14 de
septiembre de 2004 se despidió de la Selección nacional sosteniendo que se
había quedado "sin energías y sin impulso", construyendo una mentira
piadosa para no decir realmente lo que pensaba.
En Independiente, las circunstancias indican que Milito
volverá a apostar muy fuerte. Y que esta vez su elegido es el Ruso Rodríguez,
resistido y vilipendiado por 8 de cada 10 hinchas de Independiente. ¿Qué se le
cuestiona a Rodríguez? Una suma de errores. No un error. O dos errores. O tres
errores. O cuatro errores. Demasiados errores, en definitiva carga sobre sus
espaldas.
Los que frecuentan a Rodríguez afirman que es una voz
escuchada en el plantel, que tiene personalidad y temple para sobreponerse a
las adversidades y que denuncia actitudes positivas aún cuando debió mirar los
partidos desde el banco de suplentes. El saldo, en estos planos, entonces es
favorable.
Donde el saldo no es favorable y es negativo es cuando el
Ruso defiende el arco de Independiente. Allí, su aporte ha sido claramente
deficitario. No solo por sus reconocidos problemas para salir y descolgar un
centro, cosa que en general no hace, sino por sus debilidades técnicas para
tapar en el mano a mano (sale siempre muy frontal y con las dos piernas
abiertas ofreciéndose a que le tiren un caño y ya le tiraron varios) y para no
dar rebotes.
El Ruso suele regalar rebotes que se convierten en jugadas
muy peligrosas o directamente en goles. En alguna oportunidad hablando con el
gran Amadeo Carrizo, nos dijo algo que recordamos: "Un buen arquero no
tiene que dar rebotes. La pelota hay que agarrarla, atenazarla. Un rebote es
casi un gol en contra. Esto lo aprendí desde el momento en que empecé a jugar.
Si un arquero da rebotes es porque le falta capacidad técnica".
A Milito le hubiera gustado contar en Independente con el ex
arquero de Newell's, Nahuel Guzmán (ahora actuando en Tigres de México), pero
la operación antes de comenzar ya había naufragado. Ese estilo de Guzmán para
manejar la pelota, resolver la salida desde el fondo, saber jugar lejos del
arco y ser una opción de descarga para un equipo que pretende hacer un pressing
alto y ser muy ofensivo, no encuentra ni por asomo al Ruso Rodríguez en una
dimensión o estatura futbolística parecida.
Rema contra la corriente Milito. Y está bien que un
entrenador elija. Y que asuma riesgos por un jugador. El fútbol, al fin y al
cabo, es un juego de riesgos. Pero no debe desconocer que darle la titularidad
a Rodríguez es un arma de doble filo. Porque no está bancando al Loco Gatti o
al Pato Fillol. Está bancando a un arquero que no supera la calificación de
mediocre. Y que además tiene a los hinchas en contra. Y a la dirigencia
también, aunque hoy cultiven la diplomacia.
Fuente Diario Popular

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