El 29 de enero, los vecinos con los pibes nos pasearon. Era
un partido de verano pero ya se veía que el equipo no estaba bien. Un mes más
tarde, en la quinta fecha de un torneo de 16, quedamos afuera de la lucha por
el título. Otra vez en un partido decisivo mancamos.
Y si bien nuestro DT declaró que en la 10ª jornada se verán
los candidatos, que vaya descartando al equipo que mal dirige.
Si bien el porcentaje de puntos le da positivo, en el debe
siempre estuvo el juego, la audacia y las decisiones.
Sabiendo que iba a un
terreno que al Rojo le es casi inexpugnable, había que jugársela.
Pero no. Otra
vez salió a ver que pasaba, y si bien pareció que con la entrada del Cebolla
fuimos a matar o morir, siempre se notó que desde el otro lado la convicción
por ganarlo era mayor. Y para muestra son los cambios en el ST de Gallardo.
Lo
de nuestro entrenador es inentendible. Si bien Benítez está como antes de que
él lo llevara a ser un jugador importante, que en su lugar juegue Aquino es una
ofensa a la historia del club.
¿Para qué volvió Droopy Gómez? No, querido.
Rigoni también le demostró que sirve y va para adelante. Después sacar otra vez
a Denis, quien si bien no la tocó, traerlo para que el conjunto no juegue para
él es todo responsabilidad del DT. Porque ni Germán ni Fernández jamás le ven
la cara al arquero rival. Hablando de eso, ahí hubo otra diferencia.
Sacando de lado que nuestros centrales casi siempre pierden
en el mano a mano, el cabezazo de Alario un arquero de equipo que quiere dar la
vuelta olímpica lo tiene que atajar.
O, al menos, sacar la pelota al costado.
Así de simple, Ruso. Fijate como lo hizo Barovero en todas las ocasiones que le
tocó intervenir, además de mandar en el área chica.
No puede ser que de tus
manos salga una asistencia para perder un partido que debíamos ganar.
Otra cosa
preocupante es lo físico, y como ocurrió con Central, no se notó que River haya
jugado el jueves en Venezuela. Es más, pareció que terminó más entero. Como se
ve, poco para destacar. Ver el empuje de Cristian Rodríguez, las ganas de
Tagliafico, la recuperación del Torito, las corridas de Rigoni y listo.
Perdimos porque no fuimos a ganarlo, más allá de Pisculichi, Pitana, el cambio
de día.
A ver si se dan cuenta con qué camiseta juegan...
Fuente Olé
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