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jueves, 24 de marzo de 2016

Un póquer de diferencias: por qué este Argentina-Chile no se parece al de la final de la Copa América






Por Andrés Eliceche 

 Messi va por la revancha en Santiago ante Chile.





SANTIAGO, Chile.- Pasaron 265 días desde la última vez que se enfrentaron Argentina y Chile. Y, por más que un impulso natural lleve a asociar ese partido con el que jugarán hoy, son más los aspectos que los diferencian que los que ayudan a encontrarle un parentesco. Aquí, un punteo de cuatro ítems que ayudan a entender por qué el presente no tiene mucho que ver con el pasado.


1.- El contexto: una final no se compara



Las palabras de Gerardo Martino de ayer, cuidadoso en no pisar el palito y aceptar que hoy habrá "revancha", son un indicador claro. El peso de la final de la Copa América es cien veces mayor al de un partido de unas Eliminatorias que recién desandaron menos de un cuarto de todo su recorrido. Por más que la selección argentina esté sexta en las posiciones y urgida de triunfos y Chile le lleve apenas dos puntos.



Una derrota complicará a quien la sufra, pero no mucho más que eso. El margen para levantarse será amplio, pase lo que pase hoy en el estadio Nacional de esta ciudad. Cuando se disputa una final, en cambio, no hay mañana.

2.- La convulsión que arrastra Chile por los cambios deportivos e institucionales



La salida de Jorge Sampaoli, acompañada por una larga polémica, rompió el eje sobre el que venía parada la selección local. No solo el estilo de Juan Antonio Pizzi -su sucesor- es distinto: también lo es el momento que vive el equipo. Las declaraciones de su capitán, Claudio Bravo, molesto por el estado de situación, fueron un detonante explícito. "No es nuestra labor sanear al fútbol chileno, por algo hay un nuevo presidente y un nuevo directorio. Lo de antes (la gestión que lideró Sergio Jadue, hoy testigo protegido en la causa por el escándalo del FIFAgate) empañó todo lo que logramos en base a lo que fueron las dos últimas participaciones en los mundiales y en ganar la Copa América", se plantó el martes en una conferencia de prensa.



Es tan evidente el enojo de Bravo que la cuestión meramente futbolística parece menor, aunque no lo sea. En ese rubro, Pizzi propone menos vértigo que Sampaoli. ¿Pero alcanzarán tres prácticas para moldear un cambio rotundo? ¿O los jugadores se aferrarán a lo que ya conocen?





Pizzi tendrá su estreno como técnico de Chile.



3. Las numerosas bajas del equipo local



Respecto a la final de América, Chile no tendrá en la cancha a cinco de los que fueron titulares. Por lesión, suspensión, ser ahora suplente o directamente no haber sido convocados, estarán fuera de los 11 iniciales Arturo Vidal, Francisco Silva, Charles Aránguiz, Jorge Valdivia y Eduardo Vargas.



En ese medio equipo nuevo, los mayores cambios se observan del medio en adelante. El valor específico de Vidal -suspendido, volverá en el próximo partido- es indisimulable, así como es vital el aporte que antes hacía Valdivia en la creación -también suspendido, aunque Pizzi no suele jugar con enganche- y los goles que puede gritar Vargas -debe cumplir dos fechas de suspensión-.



Chile contará en ataque con Matías Fernández. Fabián Orellana -no jugó la Copa América- y Alexis Sánchez, que atraviesa un bajísimo estado de forma, en el ataque.

4.- Los movimientos en la defensa de Argentina



¿Es lo mismo que juegue Gabriel Mercado a que lo haga Pablo Zabaleta? ¿Y que lo haga Ramiro Funes Mori en vez de Martín Demichelis? Martino ha intriducido en la defensa de la selección cambios más profundos que los que introdujo en el juego de ataque. Mercado tiene más marca y cabezazo que Zabaleta (hoy suplente) pero un despliegue ofensivo más limitado; Funes Mori se impuso por presente y futuro a Demichelis; está subiendo y su compañero viene bajando. Las características individuales son bien diferentes también entre ellos.



También la presencia de Éver Banega por Javier Pastore -siempre en referencia a la final de la Copa- le da al equipo un pequeño refuerzo más en el juego de contención: el rosarino se acomoda mejor a esa fase del juego que el cordobés, siempre propenso a ir hacia adelante.





Fuente Cancha Llena

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