Rodríguez jugó luego de los bufidos por la deuda de su pase:
iba a ir de titular, pero fue al banco por una sobrecarga. Ingresó y cumplió.
Cebolla Rodríguez entró en el segundo tiempo. Ahora Tabárez
lo espera para la Celeste. (Marcelo Carroll)
Cambia la ecuación. Hace que la equis valga diez,
resolviendo jugadas con talento, solvencia, inteligencia y velocidad. Sus
números, esta semana, fueron tema de conversación en Independiente. Su bufido
por la deuda de la dirigencia para con él (no le habían pagado la primera cuota
de su cláusula de rescisión con el Atlético de Madrid; la CD lo resolvió) había
levantado polvareda en la mitad roja de Avellaneda. Luego llegaría su
aclaración. Y, anoche, luego de una semana complicada por la polémica, sus
posteriores disculpas y una sobrecarga en un gemelo que le impidió ser titular
(consideraron que no tenía que arriesgarlo y en su lugar arrancó Denis), tuvo
acción y cumplió.
Cebolla le dio a Independiente otro ritmo, otra dinámica, la
que esperaban los hinchas. Le tocó saltar al campo de juego recién en el
segundo tiempo, intercambió pases con Vera y Denis, buscó cambios de ritmo y
filtró pases profundos para generar situaciones frente al arco de Bértoli.
Ahora, su objetivo será ganar continuidad y mantenerse cerca de la acción y
lejos del consultorio.
Cebolla tiene historia clínica en Independiente. Desde su
llegada pasó siete veces por el consultorio del doctor Charadía. Su primer
turno fue el 21/8/15: le diagnosticaron una sobrecarga y no pudo jugar ante San
Martín de San Juan. Nueve días después su cuadro se agravó: sufrió un desgarro
en el muslo derecho en pleno partido ante Estudiantes, una lesión que lo dejó
afuera de las canchas durante 21 días. Volvió, y jugó seis partidos, pero lo
que no sintió vistiendo la camiseta roja lo sufrió con la Celeste: el 8/10, en
un partido de Eliminatorias ante Bolivia, en La Paz, terminó con una distensión
en el aductor de la misma pierna que se había desgarrado antes. Y el 29/10 se
resintió.
A fines de noviembre, el Cebolla ya estaba ganando ritmo
cuando sufrió una distensión en el sóleo de la pierna izquierda mientras
disputaba el clásico ante Racing. Fue su última aparición hasta el 2016. ¿Si el
chinchín de fin de año hizo que la mala fortuna con las lesiones se cortara?
Para nada: el 7/2, jugando contra Belgrano, sintió un pinchazo (desgarro y tres
semanas de baja) y justo en la previa de este partido, cuando iba a ser titular
como ante Banfield, tuvo una sobrecarga. Lo cuidaron. Entró. Y funcionó. Y hubo
paz y Cebolla...
Fuente Olé
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