Por Carlos Maidana
Gabriel Milito pisará el Libertadores de América por primera
vez como circunstancial rival.
Que raro, viejo. No inesperado, porque claro que si
iniciabas tu carrera en otro lado en algún momento nos íbamos a cruzar, pero va
a ser rarísimo verte en la cancha de Independiente con otros colores, Gaby.
Mirá que nos pasaron cosas feas en los últimos años, la
mayoría han sido una grandísima cagada; pero tu presencia en el Club era una
pequeña luz de esperanza entre tanta oscuridad. No supieron o no quisieron
tenerte y tu salida fue otro cachetazo más, como si no hubiésemos tenido
suficientes en todo este tiempo.
Aunque quizás, a la larga, haya sido lo mejor. La histeria
reinante que hay en Independiente – lógica, venimos de palo en palo y hay una
urgente necesidad de dar vuelta la hoja – quizás hubiese sido nociva. En su
momento dijiste no estar preparado, y tal vez Independiente tampoco estaba
preparado para recibirte. Prefiero pensarlo así y saber que, indefectiblemente,
ya te tendremos sentado en el banco con la lanza en la mano, como cuando
llevabas la cinta en el brazo.
Claro que, como bien dijiste, primero Independiente, el
escudo por delante de todo. Y de todos. Mañana queremos, necesitamos ganar.
Esté quién esté del lado de enfrente. Y ojalá que el ciclo de Mauricio
Pellegrino, cuando termine, sea luego de muchos éxitos. Por supuesto que se los
deseamos, si esperamos la misma suerte para tantos otros irresponsables, mirá
si no lo vamos a esperar ahora. Pero cuando termine esto, ojalá sea tu turno.
Que nos reencontremos, que no tengas esa angustia de volver a casa – me consta
que existe – con otra camiseta. Que la vuelta sea llena de sonrisas.
Que gane el Rojo, que se termine rápido. Que vuelvas pronto
al lugar que te pertenece, Capitán.
Fuente Infierno Rojo
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