Foto: Archivo
Por Claudio Mauri
No son tiempos favorables para los seleccionados nacionales,
en todo el mundo, y más en la Argentina. Por algo, muchos de los técnicos que
se sienten en el apogeo de sus carreras postergan la posibilidad de dirigir un
representativo nacional para edades más maduras. Los seleccionados están cada
vez más amenazados por la influencia creciente de los clubes. La FIFA los
rescata cada cuatro años con su fiesta megalómana de los mundiales, pero en
medio les quedan largos períodos de un malvivir.
La precariedad en la que están sumidos los seleccionados se
agrava cuando la organización a la que pertenecen es incapaz de ayudar con un
poco de orden. Es lo que sucede con esta AFA que, en pleno desgobierno, no está
en condiciones de darle una necesaria apoyatura al plantel que dirige Martino.
Estos últimos dos amistosos en los Estados Unidos antes del comienzo de las
eliminatorias se transformaron en un rosario de conflictos. Algunos por
cuestiones imponderables, como lo son los lesionados, que obligan a citar a
nuevos jugadores. Pero otros son por impericia y negligencia. ¿De qué otra
manera puede calificarse que no se interrumpa el torneo, justo cuando deben
enfrentarse Boca-San Lorenzo, en el momento en que la Argentina estará de gira?
Es cierto, la fecha iba a quedar libre en un principio, pero después se ocupó
para reprogramar la jornada que se canceló por la trágica muerte del futbolista
Emanuel Ortega.
De un problema la AFA creó otro inconveniente, del que salen
todos perjudicados. Los clubes, porque se quedan sin piezas importantes, con
Tevez, Gago, Ortigoza, Mas y Kranevitter a la cabeza de la diáspora. Y el
seleccionado, porque es víctima de un ninguneo general del ambiente -incluida
gran parte de la prensa- que no se merece y es muy peligroso.
Sobran voces con un doble discurso hipócrita, miserable,
sobre el seleccionado. No se le perdona ser segundo en el Mundial y la Copa
América. Y después se le niega la posibilidad de que aproveche los pocos
momentos que tiene de juntarse, probar y mejorar, como ocurrirá con este viaje.
Se le exige lo máximo, pero no se le concede lo mínimo. A Martino se le pide
"sentido común", eufemismo que significa que debe priorizar los
intereses de los demás en detrimento propio. Una actitud muy egoísta. De los
clubes, que a la hora de transferir un jugador le aumentan el valor por ser
"de selección", pero ponen el grito en el cielo cuando es convocado.
Un sector del periodismo también es muy mezquino. Boicotea el valor de estos
dos amistosos, pero caerá encima del seleccionado con todo el rigor si en
octubre no tiene un buen comienzo en las eliminatorias. Muchos se arrogan el
derecho a decidir por encima del deseo de los futbolistas, quienes siguen
viviendo con mucha ilusión y expectativa el anuncio de cada lista. Quieren
estar siempre en una selección de la que muchos se sirven y descartan según les
convenga.
Fuente Cancha Llena
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