Independiente nunca le encontró la vuelta al partido e
igualó 1 a 1 frente a Gimnasia de La Plata por la Fecha 8 del Torneo de Primera
División 2015.
Lucas Albertengo abrió el marcador, mientras que Maximiliano
Coronel consiguió el empate al cierre de la primera etapa.
Otra vez el Rojo dejó pasar dos puntos como local que
podrían haberlo acercado a los líderes del torneo. Jugó mal, se había puesto en
ventaja, se lo empata sólo sobre el final del primer tiempo y en el segundo,
jugó mucho peor.
El partido comenzó con ritmo. Independiente planteaba un
juego ofensivo, con mucha gente en ataque y tratando de pasar la mayor cantidad
de tiempo en campo contrario. Por su parte, los de Pedro Troglio vinieron a
jugar su partido: replegarse en su campo, cerrarse en el fondo y salir rápido
de contra, para lastimar a la frágil defensa roja.
La clave del partido pasó por la pelota parada.
Independiente complicó varia veces a Navarro por esa vía, mientras que Gimnasia
ganaba en el área de Rojo sin problemas. Juan Pablo Pompei, de flojo arbitraje,
se comió un penal clarísimo de Emanuel Aguilera y a partir de ese momento, el
nerviosismo se adueñó del encuentro: el Lobo aguantaba como podía y los de
Almirón no lograban ponerse en ventaja.
Cuando se consumía el primer tiempo, en una de las pocas
jugadas que logró hilvanar de buena manera, Matías Pisano llegó hasta el fondo,
metió un buscapié y Albertengo la mandó a guardar, para poner las cosas 1-0.
Pero la ventaja no iba a durar mucho. Nuevamente Gimnasia ganó de arriba en un
tiro de esquina, peinaron la pelota en el primer palo, Rodríguez se quedó
clavado casi adentro del arco viendo pasar la pelota y Coronel llegó solo para
sellar el 1-1.
En el complemento los de La Plata salieron decididos a
cuidar el empate. Demoraron en cada pelota que Pompei los dejó hacer tiempo, se
agruparon cerca del área de Navarro y jugaron con la desesperación de un
Independiente nervioso, sin ideas y por momentos, muy ingenuos para culminar
las jugadas.
Almirón movió el banco, pero nada cambió. Los ingresos de
Graciani, Valencia y Aquino no sirvieron de mucho. La impaciencia se adueño del
Libertadores de América, desde las tribunas comenzaron a bajar los murmullos,
algunos insultos y muchos cantos pidiendo huevo.
El final fue similar al de otros partidos: el equipo se
retiró al vestuario bajo una lluvia de insultos. Si realmente se quiere pelear
el campeonato, hay que despertar cuando antes. Jugando con la actitud de hoy,
no vamos a llegar a ningún lado.
Fuente LxR

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