Ilustró rrrojo
“El mendigo y su violín
Un mendigo estaba en una calle sentado pidiendo limosna con
un viejo violín que tocaba mientras los transeúntes pasaban por su lado, el
esperaba que le echaran alguna moneda en la gorra que tenía delante.
El pobre hombre trataba de sacar una melodía, pero era del
todo imposible identificarla debido a lo desafinado del instrumento, y a la
forma displicente y aburrida con que tocaba ese violín.
Un famoso concertista, que junto con su esposa y unos amigos
salía de un teatro cercano, pasó frente al mendigo.
Todos se molestaron al oír
aquellos sonidos tan discordantes.
La esposa le pidió, al concertista, que tocara algo.
El
hombre echó una mirada a las pocas monedas en el interior de la boina del
mendigo, y decidió hacer algo.
Le solicitó el violín.
Y el mendigo se lo prestó de mala gana.
Lo primero que hizo el concertista fue afinar sus cuerdas. Y
entonces, vigorosamente y con gran maestría arrancó una bonita melodía del
viejo instrumento. Los amigos comenzaron a aplaudir y los transeúntes
comenzaron a arremolinarse para ver el improvisado espectáculo.
Al escuchar la música, la gente de la cercana calle
principal acudió también y pronto había una pequeña multitud escuchando
arrobada el extraño concierto. La boina se llenó no solamente de monedas, sino
de muchos billetes, mientras el maestro sacaba una melodía tras otra, con tanta
maestría.
El mendigo estaba aún más feliz al ver lo que ocurría, y no
cesaba de dar saltos de contento y repetir orgulloso a todos:
"¡¡Este es
mi violín!!, ¡¡Este es mi violín!!".
Moraleja: En la vida todos tenemos "un violín":
Son nuestras conocimientos, nuestras actitudes ante la vida lo que hace que
"este" suene mejor o peor. Y tenemos libertad absoluta de tocar
"ese violín" como nos plazca.
La historia está llena de ejemplos de gente que aún con
dificultades iniciales llegaron a ser buenos concertistas con sus vidas. Y
también, por desgracia, se registran los casos de muchos otros, que teniendo
grandes oportunidades, decidieron con su violín, ser mendigos.”
En un momento donde cuesta entender algunas actitudes de la dirigencia Roja, este "cuentito" me pareció adecuado a la circunstancia.
Hoy en lo que es fútbol, sufrimos otra
decepción.
Y los que afinan violines están lejos.
Te lo aseguro.
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