Por Pablo Vignola.
La relación entre ambos, un amor no correspondido, corre
peligro. Los resultados amenazan la continuidad de un entrenador respaldado por
los dirigentes, pero que deberá reconciliarse en una seguidilla con todo el
honor en juego.
Sería fácil resumir el presente de Independiente con una
frase tanguera: "todo está igual, nada ha cambiado".
Pero no sería
cierto. La sensación de impotencia es igual que la de años anteriores, pero las
razones que le dan forma a la frustración difieren claramente.
Antes de ayer,
el equipo estaba obligado a ganar para evitar el descenso; ayer, para ascender
de manera inmediata. Hoy, en cambio, la urgencia tiene que ver con responder al
entusiasmo que se había generado en el inicio de la temporada.
El Rojo y Almirón, hasta que la muerte los separe
Tras un regreso al escenario mayor por demás decoroso
(terminó cuarto con 33 puntos) y con varios refuerzos que encendieron la
ilusión de recuperar el protagonismo, los hinchas inflaron los pulmones
dispuestos a esperar una campaña que le permitiera volver a la escena grande,
después de un año que vio a Racing como campeón y clasificado a la Copa
Libertadores, al igual que Boca, River y San Lorenzo.
Pero la energía del inicio, con un destacado triunfo en
Rosario ante Newell's, no tardó en mostrar sus primeros cortocircuitos: un
agónico empate ante Sarmiento borroneó las sonrisas que ya no volvieron a
brotar con la misma fuerza. Triunfo, derrota, empate, triunfo, empate, empate,
derrota y empate, dibujaron un camino cargado de intermitencias y altibajos.
El veredicto más sencillo, el que nace del desengaño
amoroso, es el de gritar "que se vaya, no quiero verlo más". Jorge
Almirón -de él se trata- no consigue con sus coqueteos y su propuesta de
relación seria, enamorar a la gente para la que nunca fue ni siquiera
atractivo.
Almirón e Independiente (como ocurría en la antigüedad) es
una relación convenida por los padres (léase dirigentes y empresarios); y
siempre, en esos casos, puede haber convivencia pero rara vez amor.
Dicen que el amor hace a la felicidad. Vienen Banfield, Boca
y Racing, tres rivales que presentarán una exigencia especial para el Rojo
desde lo deportivo y sentimental. Los resultados (a esta altura las victorias)
son como el dinero. Sin dinero, Independiente no tendrá felicidad. Y sin
felicidad, la relación morirá.
Fuente Diario Popular
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