Independiente posa con el cheque por haber avanzado en la
Copa (@Copa_Argentina).
Por Emiliano Sotomayor
Independiente estuvo a cuatro minutos de hacer un papelón
histórico contra Alianza de Moldes: salvó la ropa en los penales gracias al
agónico empate de Ortiz, pero aún así se fue insultado y silbado por su gente.
La relación con Almirón, más tirante que nunca.
¡Ay, Independiente! Qué cerca estuvo. Ahí nomás, a cuatro
minutos de un papelón histórico. Quedar eliminado de la Copa Argentina en manos
de Alianza de Coronel Moldes hubiese sido una mancha indeleble, pesada incluso
para aquellos con espalda ancha como el presidente. No se hubiera salvado
nadie. Ni uno. Diga que ese llegó agónico gol de Ortiz para estirar la
definición a la ruleta de los penales y amenizar un poquito la angustia con la
clasificación.
No, no se equivoque: el pase a los 16avos no va a borrar lo
que ocurrió este sábado en el Mario Alberto Kempes. El problema no era
solamente que Independiente perdiera, sino la forma en la que lo estaba
haciendo. Siendo humillado por un equipo formado por albañiles, carpinteros,
panaderos, carniceros, pintores y mozos. Ellos sí hicieron historia.
Escribieron la página dorada del pueblo, aun habiéndose ido derrotados. Allá
arriba, mucho más alto de lo que soñaron, quedarán los Reynoso (autor del 1-0),
los Salazar, los Airauda, los Mugnaini y todos los que transformaron en posible
lo que parecía imposible.
Abajo quedaron los Aguilera, los Papa, los Graciani, los
Valencia. Los que no pudieron ganarle a un humilde equipo del Federal B. Los
que festejaron la clasificación entre insultos y silbidos. Los que decepcionaron
a todos y cada uno de los hinchas de Independiente. En los penales hubo
victoria, pero para ese entonces haberse metido en los 16avos no era más que
una anécdota: la historia quedó en los 90'. Y no tenga dudas que de ahí el Rojo
se fue goleado...
Fuente Olé
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