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miércoles, 4 de marzo de 2015

“La espectadora de las glorias”.






Hoy se cumplen 87 años de la creación de una de las canchas con más historia en el mundo: la Doble Visera. Un estadio lleno de copas y de alegrías, que vio nacer ídolos del club, los vio crecer, irse y también volver. Era, sin duda, “la espectadora de las glorias”.

Cuando independiente jugaba de local, la cancha era realmente una caldera del diablo, por toda la gente alentando. Esa misma cancha presenció siete Libertadores de América, dos Intercontinentales, tres Interamericanas, dos Supercopas Sudamericanas, una Recopa Sudamericana y 14 títulos locales, para un Independiente que, gracias a esos títulos, es el orgullo nacional. También aguantó a toda la gente saltando y festejando, es esa cancha la que pudo observar la magia de Bochini, durante 19 años, y que tantas alegrías le ha dado al hincha.

Por iniciativa del presidente, Pedro Canaveri, Independiente compró un terreno, más conocido como “Pantano de Ohaco”. Remodelaron todo el lugar y allí construyeron el primer estadio de cemento de Sudamérica. El partido inaugural fue un 4 de marzo de 1928, en un amistoso contra Peñarol de Montevideo, que finalizó 2-2. El “Rojo” formó conSangiovanni como arquero, Debuglio y Chiarella, en la defensa; Pérez, Ronzoni y Martínez y Canaveri, Lalín, Ravaschino, Seoane y Orsi. Este último fue el que marcó el primer gol en esta cancha. En el primer encuentro oficial allí, el local y Sportivo Buenos Aires empataron 0-0.

Se la empezó a conocer como la “Doble Visera” en 1960, cuando se le agregó una segunda visera, junto a más plateas, palcos y cabinas para radios. Justamente el partido oficial, tras estos cambios, fue contra Racing, donde Independiente salió victorioso con un 4-0.

En 1964, sería testigo de grandes hazañas, como a lo largo del tiempo. Para las semifinales de la Copa Libertadores de ese año, el “Rojo” derrotó al Santos de Pelé por 2-1, con goles de Mori y Rodríguez. Tras derrotar al último bicampeón del torneo, los de Avellaneda pasaron a la final, donde se enfrentaron con Nacional, de Uruguay. La ida, allá, finalizó 0-0 pero aquí fue 1-0 a favor de los locales, nuevamente con gol de Rodríguez. Independiente se consagró campeón invicto y fue el primer argentino en ganar esta copa.

Un 6 de junio de 1975, Independiente recibía al Cruzeiro y debía ganar por diferencia de tres goles para clasificar a la final de la Libertadores. El primer tanto lo convirtió el “Chivo” Pavoni, desde el punto penal. Daniel Bertoni sacó un córner que fue directo a la red, que defendía Raúl Guilherme Plassman. Aquel gol olímpico dejaba al “Rojo” muy cerca del milagro. El delantero Ruíz Moreno cabeceó tras un tiro de esquina de Pavoni y cerró el partido. Un estadio que vibró en cada festejo y fue parte de otra gloria.



Se jugaba el segundo partido de la Supercopa de 1994 frente a Boca, el resultado del primer encuentro fue 1 a 1. Una final a pura emoción que terminó con una locura desmedida. Luego de un pase por la derecha de Gustavo López, “Pascualito” Rambert se la picó a Navarro Montoya, quien salía para achicarle el ángulo. La parcialidad roja explotó de alegría.

En el campeonato local de ese mismo año, Huracán se posicionaba primero con 35 puntos y lo escoltaba Independiente con 34. Pero ambos conjuntos se enfrentaban por la última fecha, en Avellaneda. Fue la mejor demostración del equipo de Miguel Ángel Brindisi. Rambert, Garnero, Couceiro (en contra) y Gareca dejaron su huella para que Independiente se consagre campeón del torneo.

Si hablamos de emotivos recuerdos que hicieron vibrar a la “Doble Visera”, no se debe olvidar aquel 22 de diciembre de 1983. Ese día que está grabado a fuego en el hincha de Independiente. Aquella tarde en que el “Rojo” se quedaba con el Torneo Metropolitano y su eterno rival Racing descendía a la Segunda División.  La victoria para el conjunto dirigido por José Omar Pastoriza por 2 a 0, con goles de Ricardo Giusti y Enzo Trossero, sirvió para que den la vuelta olímpica.

Independiente y Boca peleaban el campeonato de 2002. Se enfrentaban en Avellaneda, cuando faltaban dos fechas para que finalice y había tres puntos de diferencia para los locales. La gente se emocionaba con lograr otro título. A los 43 minutos del complemento, llegó un cabezazo de Lucas Pusineri, un gol agónico que puso igualado el marcador. La fiesta se desató y la gente se ilusionaba con el título. El último partido, Independiente debía visitar a San Lorenzo. Gracias a los goles de Federico Insúa, Andrés Silvera y Pusineri, Independiente consiguió el campeonato número 14.

Fuente C.A.I. Sitio Oficial

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