La técnica de Méndez puesta al servicio del equipo. Fue la
figura del 4-0 a Arsenal.
Por Fabian Rodriguez
Luego de su drama familiar, Jesús Méndez saca fuerzas para
seguir adelante con su vida y con su carrera: “El fútbol es mi cable a tierra”,
explica el volante.
Jesús volvió reluciente. Aportó asistencias, lujos y pases
profundos para provocar admiración, aplausos y alegría en los hinchas de
Independiente que fueron espectadores privilegiados de su regreso, en la
goleada (4-0) sobre Arsenal, en Avellaneda. Esta actuación fue una caricia a su
alma, luego del suicidio de Paulo, su hermano mayor, sucedido el 29 de enero,
cuando el mediocampista se encontraba en Pilar realizando la pretemporada.
-¿Qué significa para vos regresar con este nivel?
-Gracias a Dios estoy contento. No sólo en lo personal sino
también en lo grupal. Necesitábamos obtener un triunfo de la manera en que lo
hicimos, intentando jugar bien al fútbol, como el técnico nos inculca día a
día. Disfruté mucho del partido. Estoy muy agradecido a toda la gente de
Independiente.
-Ustedes están convencidos, pero ¿precisaban ganar para
afianzar la idea en los hinchas?
-Sí, primero y principal el hincha quiere ver que su equipo
juegue bien y gane, pero nosotros a la hora del partido tenemos que estar
tranquilos y confiar. Hay un buen plantel, con futbolistas que juegan bien. Lo
principal es creer, después las cosas salen solas y así le devolvemos a la
gente un buen juego para que se vaya contenta a su casa.
-Una asistencia a Riaño y otra a Albertengo, lujos y pases,
¿fue tu mejor partido en el Rojo?
-Sí. Pude dar asistencias, aunque creo que en el semestre
pasado también hubo buenos partidos, como contra Tigre ( NdeR: 3-1 en
Avellaneda), en el cual el equipo funcionó muy bien. Contra Arsenal noté que
tuvimos equilibrio y todos nos sentimos bien porque cuando se juega bien
fútbol, uno se divierte dentro de la cancha. Además, estoy muy contento porque
Lucas y Claudio necesitan del gol. Son importantes para nosotros y tenemos que
ayudarlos para que conviertan.
-Esos pases de gol, ¿se arriesgan cuando uno está con
confianza?
-Sí, eso es fundamental. Con Unión me había costado bastante
en la concentración por el momento que venía viviendo. Era empezar de vuelta.
Recién en el segundo tiempo me sentí mejor. Y este último fin de semana me
propuse disfrutar. Si erraba un pase iba a volver a intentarlo.
-Luego de tu problema personal, ¿cómo llevás adelante el día
a día?
-Hay que seguir, la vida es así, ¿no? Yo lo tomo de esta
forma. Son cosas que pasan y no me puedo quedar con eso porque tengo a mis
papás, mis hermanos, mi señora y mi hija. Cuento con motivos para seguir. Así
que Dios sabrá por qué pasó... Y uno saca fuerzas de donde no tiene y se aferra
mucho a Dios y a los afectos. Eso te hace seguir, pero bueno, es un momento
duro. Por ahí, se me vienen a la mente imágenes de mi hermano, más cuando tengo
momentos libres, y siempre lo recuerdo con una sonrisa.
-¿Pensaste en él luego del partido?
-Siempre, cuando pasa una cosa así, se te viene a la mente.
No sólo era mi hermano sino un gran amigo. Era muy humilde, muy sencillo y transparente.
-En este momento, ¿el fútbol es una especie de cable a
tierra?
-Sí, siempre lo ha sido porque es mi trabajo. Lo realizo con
amor y mucho profesionalismo. Cada entrenamiento, cada partido y cada jugada la
hago a muerte porque me sale así de corazón. Capaz que me paso un poco de
rosca, pero es mi personalidad y mi forma de jugar. Y cuando no juego también
vivo de esa manera. Disfruto mucho de mi familia y de mi hija. Uno debe
aprender a disfrutar y ver las cosas de una manera distinta.
-¿Cómo te sentís en el aspecto físico?
-A un jugador lo ayuda tener continuidad, cuando volví le
dije a Jorge que no estaba la obligación de jugar por lo que me había sucedido,
sino que iba a prepararme para cuando él me necesitara. Hoy me toca estar, el
técnico me da confianza y estoy contento. Ha apostado por mí, más en el momento
que estoy atravesando.
Fuente Olé
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