Por: Rodrigo Tamagni rtamagni@playfutbol.com
De más está aclarar la ironía inicial. El equipo jugó tan
mal como siempre y la presión del hincha continúa. En lo político, el futuro
que se avizora está lejos de ser 'color esperanza'. Hay que apoyar para soñar
con volver y hacerle sentir a los oportunistas que el club es de los hinchas
que lo aman de verdad
Es extraño. Un triunfo agónico en estas circunstancias
alimentan hasta los sueños más remotos. Pero, quizás en una muestra de
negatividad extrema, esta victoria contra Sportivo Belgrano no logró conmover
ninguna fibra íntima y dejó más preocupación que esperanza. Tal vez sea la cara
del rendimiento del equipo, quizás el pésimo momento con el que venimos
conviviendo políticamente, de pronto aquella sensación de que los que llegan
para manejar al club son peores aún que los que estaban influye, o simplemente afecte
a la cuestión el penal que nos regalaron.
Al equipo no le sobró nada, una vez más. La defensa dejó
dudas, otra vez. El ataque puede estar pateando horas y horas contra el 'Arco
del Triunfo' que seguramente no podrá marcar un gol. La presión se come cruda a
la actitud. Y así son todos los partidos. De local o visitante. No hay que
echarle la culpa a la impaciencia de la gente, porque esta formación fuera de
casa no está más calma.
Claro que esto es Independiente y, a pesar de la apertura de
este sentimiento volcado en palabras, lo último que se va a morir es la
creencia de que esto es sólo un mal sueño. Pero cada vez que levantamos la
cabeza, miramos a nuestro alrededor, la tierra sigue siendo infértil: un club
devastado, con un equipo que anda a los ponchazos y políticos que se matan más
por manejar al club que por ayudarlo.
La salida de Javier Cantero, aviso, no cambia nada. No era
la solución mágica. Lo sabíamos antes y lo confirmamos ahora. ¿Se tenía que ir?
Sí, sin dudas. El hombre más incapaz que pudo tocarle a una institución que
parece estar maldecida en los últimos tiempos. Pero ahora, ¿qué viene? El frío
recorre la espalda de cualquiera que tenga 'dos dedos de frente' cuando mira a
los que pretenden manejar al club y lo certifica en cada actitud que
demuestran. Hombres que sólo buscan el beneficio personal y compiten entre
ellos para ver quién grita más fuerte.
¿Sabían que este club, en este paupérrimo momento, tiene 100
mil socios? ¿Se enteraron que es una de las instituciones más gloriosas del
país? ¿Prestaron atención a la grandeza que aparece en pequeños claros entre
tanta mugre? ¿Serán capaces de dejar el ego de lado y no jugar con el corazón
de hinchas que lo aman de verdad? A todo, mi respuesta es que no.
Lo dijimos la semana pasada, hay que rezar para que estas
siete fechas una 'santidad' se ponga de nuestro lado en lo futbolístico y
permanezca mucho tiempo más. No esperemos más ayuda externa que la que pueda
surgir de la fe. Apoyemos, alentemos. Para destruir ya hubo, hay y, al parecer,
habrá otros. El hincha genuino, el que sufre de verdad, el que lo padece, es el
que debe poner en marcha el motor. El pueblo siempre tiene el poder, pero debe
saber cuándo y cómo utilizarlo.
Todos queremos volver a Primera, pero no nos quedemos con ese
objetivo a corto plazo, importante por cierto. No dejemos que nos terminen de
'copar' el club. Hoy la tiranía es ley, que la revolución 'roja' ponga el
orden.
Fuente Play Fútbol
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